Archivo de la categoría: Discórides

Peligrosa propaganda  –  Discórides

Me llevan al éxtasis sus labios locuaces de taclo de rosa
que el alma derriten y sirven de umbral a una boca
que el néctar empapa y aquellas pupilas que relampaguean
bajo negras cejas — son trampas y redes para mis entrañas—
sus muy bellos pechos de láctea blancura, un par armonioso
que llama al deseo y más placenteros que cualquier capullo...
Pero... ¿a santo de qué muestro el hueso a los perros? Moraleja
de una boca sin puerta son las cañas de Midas.

Doris culo-de-rosa  –  Discórides

Cuando quedó tendida Doris cu lo-d e-rosa sobre el lecho
entre tan frescas flores me convertí en un dios.
Ella que me abarcaba con piernas prodigiosas
recorrió sin torcerse la carrera de Cipris
con ojos perezosos. Como hojas en la brisa, le temblaba la púrpura
de su carne agitada, justo hasta que vertimos
la blanca libación de nuestro ímpetu, y Doris
con los miembros muy lánguidos se cayó derramada.