Malogrados los ojos
Oblicua la niña temerosa,
deshechos los bucles.
Los dientes, trizados.
Cuerdas tensas subiéndome del cuello.
Bruñidas las mejillas,
sin facciones.
Destrozada.
Sólo me quedan los fragmentos.
Se han gastado los trajes de entonces.
Tengo otras uñas,
otra piel,
¿Por qué siempre el recuerdo?
Hubo un tiempo de paisajes cuadriculados,
de gentes con ojos mal puestos,
mal puestas las narices.
Lenguas saliendo como espinas
de acongojadas bocas.
Tampoco me encontré.
Seguí buscando
en las conversaciones con los míos,
en los salones de conferencia,
en las bibliotecas.
Todos como yo
rodeando el hueco.
Necesito un espejo.
No hay nada que me cubra la oquedad.
Solamente fragmentos y el marco.
Aristados fragmentos que me hieren
reflejando un ojo,
un labio,
una oreja,
Como si no tuviese rostro,
como si algo sintético,
movedizo,
oscilara en las cuatro dimensiones
escurriéndose a veces en las otras
aún desconocidas.
He cambiado de formas
y de danza.
Voy a morirme un día
y no sé de mi rostro
y no puedo volverme.
Archivos Mensuales: septiembre 2022
A galopar – Rafael Alberti
Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan,
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo
caballo de espuma
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Al amor un nombre – Elvio Romero
Quizá porque en ti se asombran
las cosas, voy reinventando
un nuevo nombre a las cosas.
Quizá por eso buscamos
signarle un color distinto
a todo cuanto abrazamos.
Al amor un nombre. Al árbol
que nos cobija. Al silencio
que se reduce en tus brazos.
Quizá empezaran contigo
a renovarse las hojas
con que me abrigo y te abrigo.
Y a reinventarse el lucero
ese brillo enamorado
del bosque de tus cabellos.
¿Todo es hoy? ¿Hubo pasado?
¿Alguna huella de un beso
que su sello haya dejado?
¿Acaso no haya memoria
de aquel rostro, aquellos ojos,
de otros nombres y otras sombras?
¿Contigo el futuro empieza?
¿Contigo el pasado muere?
¿Contigo el presente sueña?
Quizá porque todo ahora
contigo canta, debiera
reinventarme cada cosa.
O porque viejos recuerdos
de los ojos se me borran.
Y sobre todo – Carlota Caulfield
Inmutable e infinito
es tu cuerpo
de venado salvaje:
Es tu pelo
todos los árboles
Son tus ojos
todas las luces
Es tu nariz
todos los puentes
Son tus labios
todos los caminos
Es tu cuello
todas las canteras
Son tus hombros
todos los pilares
Tu pecho
todas las geografías
tus brazos
todos los vientos
Tu vientre
todas las espesuras
Tus piernas
todas las transformaciones
Inmutable e infinito:
eres
De un viajero – Álvaro Valverde
Quise volver de donde no se vuelve.
Si el viaje duró lo que dura una vida,
fue el destino culpable.
Nada hice que hoy me recuerde el pasado.
Una bruma extravía los mares que cruzara
y en el puerto se cubren las balizas de sal.
De las ciudades guardo la nostalgia del límite
y ningún barco lleva el nombre de mi reino.
Demoré la llegada sin saber que perdía
esa clave dudosa que dibujan los atlas.
Sólo sé que fue inútil.
Viviré de olvidarme.
Como tinaja – Gioconda Belli
En los días buenos,
de lluvia,
los días en que nos quisimos
totalmente,
en que nos fuimos abriendo
el uno al otro
como cuevas secretas;
en esos días, amor
en mi cuerpo como tinaja
recogió toda el agua tierna
que derramaste sobre mí
y ahora
en estos días secos
en que tu ausencia duele
y agrieta la piel,
y el agua sale de mis ojos
llena de tu recuerdo
a refrescar la aridez de mi cuerpo
tan vacío y tan lleno de vos.
Poema X – Marosa di Giorgio
Este melón es una rosa,
este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
Yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.
ahora, sólo digo lo que él es:
un relámpago,
un perfume,
el hijo varón de las rosas.
AHORA SER FELIZ – Rocío Arana
AHORA ser feliz es ver tu risa,
tu risa nada más, entre tabaco,
bostezos, media luz, madera oscura,
como una prenda cómoda que usamos,
planta vieja que quema, lo esperaba,
que vengo desde lejos,
que la vida no puede con su brillo,
que la luna se acuesta en tus dos ojos
y se duerme, tranquila y reluciente,
que los días me vienen regalados,
que tus brazos de nido mientras rugen
los coches, los semáforos,
la basura pringosa en las esquinas,
todo se queda fuera, mientras dentro
la lluvia que no duele, los violines
cercanos de la víspera gozosa,
tantos años que llevan en tu puerta,
a tu risa que crece como un río,
a tu risa que duele como un río.
El espejo – Leopoldo de Luis
Con los ojos vendados nos miramos
cada día delante de un espejo
para ser sólo imágenes
nuestras que no veremos.
Desfilamos, retratos fidelísimos,
copias exactas, calcos o reflejos,
resbalamos por aguas espejeantes
como narcisos ciegos.
Debo de ser la sombra, los perfiles,
la refracción de ese cristal o hielo;
debe de ser el doble repetido,
el náufrago en el fondo de ese sueño.
Qué culto extraño ante el cristal, la luna,
de extraterrestre, de astronauta muerto
girando sin sentido
en la órbita cerrada por el pecho.
Qué culto extraño para
sentirnos sólo luminoso eco
de nuestra propia realidad corpórea,
mitología del agonizamiento
liturgia de pantallas sucesivas,
idolatrización de reverbero.
Sólo somos figuras proyectadas
sobre un cristal, pero jamás nos vemos.
Contagio – Josefa Parra
He bebido esta tarde la tristeza de un cuerpo,
su peso, su evidencia,
su impotencia de carne que quisiera ser sueño,
esa mortalidad que lo delata
incluso en el recuerdo.
Me ha contagiado un cuerpo de nieve su dolencia
y ando por tanto exceso
agotada, rendida, con apenas las fuerzas
para arrastrar la piel y la mirada
lejos de su influencia.