Sobre el Betis tendidas como un velo
mira esas nubes deshacerse en llanto;
puras las rosas, su capullo en tanto
con más pompa y color abren al cielo.
Soltara, empero, el huracán su vuelo
y, so el crujir de su encendido manto,
gruesa avenida vierais con espanto
tronchar las flores y arrasar el suelo.
¡Así acontece al corazón, señora!…
Flor que con blanda lluvia de tristeza
balsámicos perfumes evapora;
mas si el cierzo desata su crudeza,
del torrente la furia asoladora
¡troncos deja no más…, cieno y maleza!
Poesía de todas la épocas y nacionalidades