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Como aquel que en soñar gusto recibe – Juan Boscán

Como aquel que en soñar gusto recibe,
su gusto procediendo de locura,
así el imaginar con su figura
vanamente su gozo en mí concibe.

Otro bien en mí, triste, no se escribe,
si no es aquel que en mi pensar procura;
de cuanto ha sido hecho en mi ventura
lo sólo imaginado es lo que vive.

Teme mi corazón de ir adelante,
viendo estar su dolor puesto en celada;
y así revuelve atrás en un instante

a contemplar su gloria ya pasada.
¡Oh sombra de remedio inconstante,
ser en mí lo mejor lo que no es nada!

Coplas a la tristeza – Juan Boscán

Tristeza, pues yo soy tuyo,
tú no dejes de ser mía;
mira bien que me destruyo
sólo en ver que el alegría
presume de hacerme suyo.

¡Oh tristeza,
que apartarme de contigo
es la más alta crueza
que puedes usar conmigo!

No huyas ni seas tal
que me apartes de tu pena;
soy tu tierra natural,
no me dejes por la ajena
do quizá te querrán mal.

Pero di:
ya que está en tu compañía,
¿cómo gozaré de ti,
que no goce de alegría?

Que el placer de verte en mi,
no hay remedio para echallo,
¿quién jamás estuvo así?
Que, de ver que en ti me hallo,
me hallo que estoy sin ti.

¡Oh ventura!
¡Oh amor, que tu hiciste
que el placer de mi tristura
me quitase de ser triste!

Pues me das por mi dolor
el placer que en ti no tienes,
porque te sienta mayor,
no vengas, que si no vienes,
entonces vernás mejor.

Pues me places,
vete ya, que en tu ausencia
sentiré yo lo que haces,
mucho más que en tu presencia.

La ausencia – Juan Boscán

Quien dice que la ausencia causa olvido
merece ser de todos olvidado.
El verdadero y firme enamorado
está, cuando está ausente, más perdido.

Aviva la memoria su sentido;
la soledad levanta su cuidado;
hallarse de su bien tan apartado
hace su desear más encendido.

No sanan las heridas en él dadas,
aunque cese el mirar que las causó,
si quedan en el alma confirmadas.

Que si uno está con muchas cuchilladas,
porque huya de quien lo acuchilló,
no por eso serán mejor curadas.

Dulce soñar y dulce congojarme… – Juan Boscán

Dulce soñar y dulce congojarme,
cuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba,
si un poco más durara el engañarme;

dulce no estar en mí, que figurarme
podía cuanto bien yo deseaba;
dulce placer, aunque me importunaba
que alguna vez llegaba a despertarme:

¡oh sueño, cuánto más leve y sabroso
me fueras si vinieras tan pesado
que asentaras en mí con más reposo!

Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,
y es justo en la mentira ser dichoso
quien siempre en la verdad fue desdichado.

Quien dice que la ausencia causa olvido… – Juan Boscán

Quien dice que la ausencia causa olvido
merece ser de todos olvidado.
El verdadero y firme enamorado
está, cuando está ausente, más perdido.

Aviva la memoria su sentido;
la soledad levanta su cuidado;
hallarse de su bien tan apartado
hace su desear más encendido.

No sanan las heridas en él dadas,
aunque cese el mirar que las causó,
si quedan en el alma confirmadas,

que si uno está con muchas cuchilladas,
porque huya de quien lo acuchilló
no por eso serán mejor curadas.

Nunca de amor estuve tan contento… – Juan Boscán

Nunca de amor estuve tan contento,
que en su loor mis versos ocupase:
ni a nadie aconsejé que se engañase
buscando en el amor contentamiento.

Esto siempre juzgó mi entendimiento,
que deste mal todo hombre se guardase;
y así porque esta ley se conservase,
holgué de ser a todos escarmiento.

¡Oh! vosotros que andáis tras mis escritos,
gustando de leer tormentos tristes,
según que por amar son infinitos;

mis versos son deciros: «¡Oh! benditos
los que de Dios tan gran merced hubistes,
que del poder de amor fuésedes quitos».