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Tu boca violeta – Claudio Rodríguez Fer

Tu boca violeta boreal y venérea
levita por el cosmos inmensamente abierta
manando levemente lava rosa
en la hora horizontal de las cavernas de carne.

Tu boca violeta es de hierro fundido
tiene el fulgor de la obsidiana en el talle de las amazonas
y la impudicia polar de sus tangas de morsa.
Sobre magmas de ámbar orificios volcánicos
escupen saliva negra contra el relámpago que hierve
en las tubulares sendas para el semen letal.

Tu boca violeta tiene la dulzura de la leche más azul:
es como un diplodocus que se amara en silencio
entre maíz zafiro y amapolas de grutas uvulares.
Vamos a los puertos grises sobre petróleo blanco.
El aliento lácteo que arremolinas petrifica mi líquido
y desata el instinto de nadar a panteras.

Tu boca violeta de contornos infinitos
se entreabre a todo lo que sea de lila.
Las montañas de azúcar de tu patria Pomona
y los lagos de licores de jauja o de cucaña
resbalan mansamente por utopías lascivas
mientras muerde el rubor y gallonas las vulvas.

Tu boca violeta boreal y venérea
abocina tus labios con gestos de gruta
y a latigazos irrumpe eruptiva y volcánica.

Amo la lengua de sierpe que se enrosca y se estira
como funda de fruta o piel de ventosa
que nos lleva adonde la aurora no preludia arenarias.

Amaré tu lava sobre todas las cosas
y el bilabial crepúsculo sabrá como hablo.

Morderás esta lengua como el crótalo – Claudio Rodríguez Fer

Trazas con tu verso caracolas
prendida en espirales de olas marinas
y me llevas a un astral acuario íntimo
fluyente como la historia de la luna en la que arde
tanta pasión plural por la ternura.

Nuestra común lengua humedecida
se moja como el pastizal entregado al crepúsculo
y fértil devuelve las manzanas en auroras
y hace surgir la sierpe por el seto de la selva.
Me escribes en la lengua que nos une
que acaricia, penetra y que ilumina
que casi comunica lo que las manos comunican
y pronuncia casi lo que callan los labios.

Estaría dispuesto a renunciar al poema
y ser pasiva musa con tal que tu cantases
y ser la negra sombra o ser el huésped blanco.

Yo sé que bañarás en los mares de la dulzura
-de amor dirás palabras que tu cuerpo
escribirá mis versos liberado-
cada una de las palabras que me escribas
y sé que cada vez que arda tu boca
morderás esta lengua como el crótalo.

Amor sin muerte – Claudio Rodríguez Fer

Lengua lame emboca resbala lábil
lenta lengua en el lodo en que yacente
despierta resbala sierpe húmedamente
y ardiendo de vidriados ciñe hábil.

Labios consagrados nervio a nervio
detrás delante al cabo frente a frente
gamuzas como pubis refulgente
y detenidos en el tiempo verbo a verbo.

Piel con piel nácar en la carne
almizcles congelados por la aurora
espasman y jadean en la materia que arde.

Y la vida se prolonga serena e infinitamente.