Puedes jugar con su cuerpo,
que es joven y ríe, y quiere
el juego, y no se ha saciado de él.
¿Crees todavía que en ti hay vicio?
Muestra tu vicio. Date
entero. Si lo amas,
no ahogues ese temblor:
la curiosidad del cuerpo, que tú
hace demasiado tiempo que llamas deseo.
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Ocio – Gabriel Ferrater
Ella duerme. Es la hora en que los hombres
ya despertaron, y una escasa luz
entra todavía a herirlos.
Con muy poco nos basta. Solamente
el sentimiento de dos cosas:
la tierra gira y las mujeres duermen.
Reconciliados, nos apresuramos
hacia el fin del mundo. No nos es preciso
hacer nada para ayudarle.
Mudanzas – Gabriel Ferrater
Va y vuelve, ágil,
de la ternura a la risa, del pudor
(la cara que, cuando vence
su desfallecimiento, se vuelve, fiera,
y huye a lo oscuro bajo tu pecho)
a la insolencia (la mano,
el pájaro agudo de burla y de pregunta:
cómo lo sientes en la espalda, y te mide
hasta dónde se haya estremecido tu madera
desesperada al erguirse).