Archivo de la categoría: Rocío Arana

Pampaluna – Rocío Arana

BIENVENIDA a la lluvia, me repiten,
a la lluvia voraz, intempestiva,
a la lluvia con viento desbocado,
diagonal y veloz como un cuchillo, 
el agua vertical, agua fecunda.
Es mejor que te guste el sirimiri,
sus virtudes de fiel enamorado
medieval, persistente y algo terco.
No salgas de tu casa sin paraguas, 
repara en los peligros de la acera
con un brillo de espejos encendidos, 
y disfruta el invierno mientras puedas.

Mis zaguanes oscuros – Rocío Arana

MIS zaguanes oscuros mis vestíbulos
en sombra mis pasillos insondables
tan largos como tardes de domingo
sin un trozo de sol en mis pupilas
mis alcobas cerradas.

Tus raudales de luz en mis cortinas
entrando como viento vengativo
haciendo laborables mis mañanas
tu silencio que viene, que desborda
tu voz plena de luz tu voz festiva
poblando mis rincones de domingos
con sol tu voz tranquila
tu voz abriendo puertas en la noche.

Dolor – Rocío Arana

DOLOR de ser contigo para ti
y no tener tus manos de silencio.
Dolor de ver la vida tan hermosa
desvestida de fiesta tras la lluvia
olor a pueblo, tierra, tulipanes
mojados en un patio blanco y rojo
y no tener un tú para contarlo.
Dolor de lo que fue, lo que no fue,
dolor de la callada por respuesta,
de tu llaga en mi boca derruida
doliéndome tu voz cuando callaste.
Dolor de ser feliz o de intentarlo,
dolor de ser feliz en este yermo
donde crecen las flores a deshora.

AHORA SER FELIZ – Rocío Arana

AHORA ser feliz es ver tu risa,
tu risa nada más, entre tabaco,
bostezos, media luz, madera oscura,
como una prenda cómoda que usamos,
planta vieja que quema, lo esperaba,
que vengo desde lejos,
que la vida no puede con su brillo,
que la luna se acuesta en tus dos ojos
y se duerme, tranquila y reluciente,
que los días me vienen regalados,
que tus brazos de nido mientras rugen
los coches, los semáforos,
la basura pringosa en las esquinas,
todo se queda fuera, mientras dentro
la lluvia que no duele, los violines
cercanos de la víspera gozosa,
tantos años que llevan en tu puerta,
a tu risa que crece como un río,
a tu risa que duele como un río.

Concierto para violín – Rocío Arana

Pequeños estallidos en el aire
con olor a jabón de casa antigua
y frasco de perfume en el armario
de una mujer de cabellera mágica.

Incendios forestales en mi cuarto;
por entre los visillos se desviste
y moja los ladrillos con su rojo
a pinceladas suaves todavía.

Teléfonos ladrando entre la lluvia
y meriendas fugaces en el parque;
si el aire se detiene, no respires
para escuchar los árboles creciendo.

La atracción de la piedra imán -Rocío Arana

UN segundo tan solo y para siempre,
lo nunca visto, lo que brilla oscuro,
secreto, tan sin nombre de llamarlo,
y deslumbrante hiere, y no se marcha.
Basta un tenue segundo
de sol incandescente y doloroso
para encender el mundo, puro incendio.
Ese dardo feroz y luminoso
es lo que mueve el mundo de un poeta.
Un segundo que puede corromperte
o llenarte de lluvia soleada:
lo mismo que te abisma te da a luz.

Como en mi propia casa – Rocío Arana

Aquí llega mi madre
felizmente
cansada
con su tacto de agua
con sus ojos
de fruta
y con esa sonrisa
que despierta
castillos medievales
aquí llega mi padre con los años
latiendo
como pájaros
como si no tuvieran
peso alguno
viene
trayendo
el viento en las pupilas
viene
con la cartera
trabajosa
los ojos fulgurantes
como un niño
lo mismo
que un niño que regresa
del colegio
y sueña que es mayor
calvo
filósofo
y con una mujer
que despierta castillos
medievales