Y qué decir de la poesía
de la que eras grumete,
timonel y capitán a la vez,
siempre avanzando cara al sol
o contra el viento,
siempre izadas en medio de la lluvia
o trepando por la primavera de los mástiles
las velas de nieve de su corazón,
las rojas azaleas de su bandera.
Entonces el tiempo pasaba rápido como una bandada de delfines
limpiando la cubierta de inútiles aparejos,
sorteando los escollos de falso coral,
evitando el transitado cabotaje;
de los piratas amabas la magia
de convertir en propio el oro ajeno,
de los marinos oficiales odiabas el engaño
de trocarlo en galonada baratija de nadie.
Y al atardecer,
subida al palo mayor catalejo en mano,
sentías que todo aquello que no era tierra a la vista
era tuyo.
Archivo de la categoría: Almudena Guzmán
Todo lo que sé de ti me gusta… – Almudena Guzmán
Todo lo que sé de ti me gusta.
Que pintas ángeles de escayola,
descendientes de la nieve fría
de Gautier,
con la llama azul, siempre viva,
de Darío.
Que a veces quieres volar
y no puedes
como una garza despistada
que no encuentra en los cajones
sus papeles de emigración.
Que votas cada noche
por la infancia
con un Cola Cao impenitente
aunque yo militara en el partido
de Nesquik.
Todo lo que sé de ti me gusta
y lo que no sé me lo dice tu piel.
De un tiempo a esta parte… – Almudena Guzmán
De un tiempo
a esta parte
estoy prisionera
en un coche
de gritos y hielo
que circula
por carreteras oscuras
y en vertical
como catedrales,
deslumbrada
por las luces largas
de los que vienen
en sentido contrario
que sois todos.
Entonces el beso conocía el norte y el sur… – Almudena Guzmán
Entonces el beso conocía el norte y el sur,
el este y el oeste de toda cartografía
como si antes de labio en medio de la lluvia
hubiera sido rosa de los vientos
o brújula del corsario de los siete mares.
Nada estaba preparado
-dormían las leyendas su sueño abisal-
y sin embargo no cabía margen alguno de error:
cada noche atracaba en su alborada,
cada zozobra en su bahía,
cada deseo en su rompeolas.
Así era el amor,
volver a casa
con la red llena de certidumbres
nunca un naufragio en alta muerte
silenciosa
como ahora.
Antes… – Almudena Guzmán
Antes,
nunca hubo el silencio necesario entre abrazo y abrazo
para advertir el parpadeo de esta guillotina
que hoy,
al rozar por sorpresa mi nuca con sus manos de lejía
me ha puesto los ojos amargos.
Yo misma no me oigo cuando grito.
Querría huir. Pero ya es tarde:
las sábanas se han convertido en agua cenagosa mezclada
con pegamento.
Y dentro de poco,
como esa cosa horrible siga detrás de mí
y usted continúe dormido,
me moriré de risa ante el retrato de Leonardo que tengo
enfrente de mi cadáver.
Desnudo en sombra – Almudena Guzmán
Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero… tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado…
y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.
Me llamas reina… – Almudena Guzmán
Me llamas Reina
y yo me río
y se alegra la tristeza
del trigo,
rey mío.
Señor, ahora que mi piel y la suya… – Almudena Guzmán
Señor,
ahora que mi piel y la suya
-después de las sábanas-
han formado un nuevo «collage» en el agua,
no es el mejor momento para hablarle,
desde luego,
pero aprovechando que estoy arriba
y usted debajo,
quisiera decirle
-casi no me atrevo con sus ojos-
que no puedo más,
que voy a pararme.
(Era el placer como una de esas muñecas rusas que se abren
y aparece otra,
y otra…)