Cuando no sabía
aún que yo vivía en unas manos,
ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón.
Yo sentía que la noche era dulce
como una leche silenciosa. Y grande.
Mucho más grande que mi vida.
Madre:
era tus manos y la noche juntas.
Por eso aquella oscuridad me amaba.
No lo recuerdo pero está conmigo.
Donde yo existo más, en lo olvidado,
están las manos y la noche.
A veces,
cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra
y ya no puedo más y está vacío
el mundo, alguna vez, sube el olvido
aún al corazón.
Y me arrodillo
a respirar sobre tus manos.
Bajo
y tú escondes mi rostro; y soy pequeño;
y tus manos son grandes; y la noche
viene otra vez, viene otra vez.
Descanso
de ser hombre, descanso de ser hombre.
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Gratitud al Gran Pájaro Azul – Antonio Gamoneda
Tú, el Gran Pájaro Azul, la Luminosa Guacamaya,
el Supremo Decisor, el que crea y concede la Vida,
estremeces tus alas y te extiendes volando en ti mismo.
Esto has hecho aquí, sobre la plenitud de mi casa,
y mi casa es ahora el Lugar de la Vida.
Vivimos en tu piedad, vivimos en tu pensamiento.
Así vivimos aquí, en los espacios de la tierra.
Has hecho que tus alas se estremezcan y te has extendido sobre mi casa.
Has creado la vida en mi casa.
Mi casa es ahora el Lugar de la Vida.
Afirmación ante la muerte – Antonio Gamoneda
No encontraremos un lugar donde no exista la muerte. ¿Hemos de vivir llorando por ello?
Levantad vuestro corazón sabiendo y aceptando
que nadie vivirá para siempre.
Has los príncipes vinieron a la vida para morir y las multitudes se acercan a sus propias cenizas.
Levantad vuestro corazón sabiendo
que nadie vivirá para siempre.
HUBO un tiempo en que mis únicas… – Antonio Gamoneda
HUBO un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia.
Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría si supiese su nombre.
AMÉ las desapariciones y… – Antonio Gamoneda
AMÉ las desapariciones y ahora el último rostro ha salido de mí.
He atravesado las cortinas blancas:
ya sólo hay luz dentro de mis ojos.
EL MIRLO en la incandescencia de tus labios … – Antonio Gamoneda
EL MIRLO en la incandescencia de tus labios se extingue.
Yo siento en ti grandes heridas y te desnudas en mis fuentes.
Se extingue el mirlo en las alcobas blancas donde soy ciego,
donde, algunas veces, suenan en ti grandes campanas.
Un ángel gótico – Antonio Gamoneda
Inmóvil, claramente
inhumano en la
pura catedral
vive un ángel.
Un ángel no tiene ojos.
Un ángel no tiene sangre.
Él no vive en la vida, él no vive
en la muerte, él está
vivo en la belleza.
OÍR el corazón… – Antonio Gamoneda
OÍR el corazón
en un silencio nuevo,
advertir el destino
donde estaba el deseo.
Ah verdadero amor,
qué sensación de tiempo
poseído, pensar
en el mundo y en ti
en sólo un pensamiento.
UNA pasión fría endurece mis lágrimas… – Antonio Gamoneda
UNA pasión fría endurece mis lágrimas.
Pesan las piedras en mis ojos: alguien
me destruye o me ama.
Ha venido tu lengua… – Antonio Gamoneda
Ha venido tu lengua; está en mi boca
como una fruta en la melancolía.
Ten piedad en mi boca, liba, lame,
amor mío, la sombra.