Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles, sobre todo la última.
Antonio Machado
NADIE jamás habitó esta casa
realmente
desde la fundación de Sevilla
desde el reparto movedizo
de los huertos y las cavas
y las expulsiones sucesivas
por las cosas de la fe
o del boom inmobiliario
desde mi vida sobre plano
Nunca nada nadie
Toda esta recalificación de la duda
la construcción del dique
con pan duro mi esforzado intento
de hacer del hueco una ventana
fue en vano
Soy
la abajo firmante
en la escritura sagrada
de un dolor no edificable
mi casa sin casa
la nada piloto solo solar