De lejanísimos inviernos, persevera
de un gong sulfúreo el sonido
sobre los valles esfumados.
Y como en aquel tiempo se modulan
las voces de la selva: «Ante Lucem
a somno raptus, ex erba inter homines,
surges». Y se desploma tu piedra
en la que tiembla la imagen del mundo.