Indómita – Anacreonte

¿Por qué, potrilla tracia,
me observas de reojo
y me huyes, implacable,
creyendo que no soy
experto en nada útil?

Pues sabe que hábilmente
el freno te pondría
y tomando tus riendas
doblarías conmigo
las lindes del estadio.

Ahora paces en prados,
brincas con ligereza
retozona: no tienes
ningún jinete diestro
que a tus lomos se suba.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.