No sé si eres, mar
mi amigo o mi enemigo.
En todo caso no eres el mismo ante mis ojos.
¿Cómo puedes, así de repente, olvidar
tantas horas de paz que he pasado contigo?
Para contarte mis penas, con el alma cansada
me acerco a tus pies, lo mismo que en verano.
Y no encuentro en tu cara la mirada serena.
Y no me dices "ven" ni me tiendes tu mano,
alborotado y fiero.
No sé si eres, mar,
mi amigo o mi enemigo.
En todo caso, yo soy la misma de ayer.
He vuelto y no me voy sin conversar contigo.