En Pascua resucitan las cigarras:
millones y millones de cigarras
que cantan y cantan todo el día
y en la noche todavía están cantando.
Sólo los machos cantan:
las hembras son mudas.
Pero no cantan para las hembras:
porque también son sordas.
Todo el bosque resuena con el canto
y sólo ellas en todo el bosque no los oyen.
¿Para quién cantan los machos?
¿Y por qué cantan tanto? ¿Y qué cantan?
Cantan como trapenses en el coro
delante de sus Salterios y sus Antifonarios
cantando el lnvitatorio de la Resurrección.
Al fin del mes el canto se hace triste,
y uno a uno van callando los cantores,
y después sólo se oyen unos cuantos,
y después ni uno. Cantaron la resurrección.
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Ayer te vi – Ernesto Cardenal
Ayer te vi
en la calle,
Myriam y
Te vi tan bella,
Myriam, que
(¡cómo te explico
que bella te vi!)
Ni tú Myriam,
te puedes ver
tan bella
ni imaginar
que puedes ser
tan bella para mi
y tan bella te vi
que parece que
Ninguna mujer
es más bella que tú
Ningún enamorado
ve ninguna mujer
tan bella,
Myriam,
como yo te veo a ti
Y ni tú misma
Myriam,
eres quizás
tan bella
¡Por qué
no puede ser
real tanta belleza!
Como yo te vi
de bella ayer en la calle
O como hoy me parece,
Myriam
que te vi
Salmo 5 – Ernesto Cardenal
Escucha mis palabras oh Señor
Oye mis gemidos
Escucha mi protesta
Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores
ni partidario de su política
ni te influencia la propaganda
ni estás en sociedad con el gangster
No existe sinceridad en sus discursos
ni en sus declaraciones de prensa
Hablan de paz en sus discursos
mientras aumentan su producción de guerra
Hablan de paz en las Conferencias de Paz
y en secreto se preparan para la guerra
Sus radios mentirosos rugen toda la noche
Sus escritorios están llenos de planes criminales
y expedientes siniestros
Pero tú me salvarás de sus planes
Hablan con la boca de las ametralladoras
Sus lenguas relucientes
son las bayonetas…
Castígalos oh Dios
malogra su política
confunde sus memorandums
impide sus programas
A la hora de la Sirena de Alarma
tú estarás conmigo
tú serás mi refugio en el día de la Bomba
Al que no cree en la mentira de sus anuncios comerciales
ni en sus campañas publicitarias ni en sus campañas políticas
tú lo bendices
Lo rodeas con tu amor
como con tanques blindados
Salmo 1 – Ernesto Cardenal
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido
ni asiste a sus mítines
ni se sienta en la mesa con los gangsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans.
Será como un árbol plantado junto a una fuente.
Imitación de Propercio (extracto) – Ernesto Cardenal
De pronto suena en la noche una sirena
de alarma, larga, larga,
el aullido lúgubre de la sirena
de incendio o de la ambulancia blanca de la muerte,
como el grito de la cegua en la noche,
que se acerca y se acerca sobre las calles
y las casas y sube, sube, y baja
y crece, crece, baja y se aleja
creciendo y bajando. No es incendio ni muerte:
Es Somoza que pasa.
Imitación de Propercio (extracto) – Ernesto Cardenal
Yo no canto la defensa de Stalingrado
ni la campaña de Egipto
ni el desembarco de Sicilia
ni la cruzada del Rhin del general Eisenhower:
Yo sólo canto la conquista de una muchacha.
Ni con las joyas de la Joyería Morlock
ni con perfumes de Dreyfus
ni con orquídeas dentro de su caja de mica
ni con cadillac
sino solamente con mis poemas la conquisté.
Y ella me prefiere, aunque soy pobre, a todos los millones de Somoza.
Epigrama 6 – Ernesto Cardenal
Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos
y soñéis con un poeta:
sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fue en vano.
Epigrama 4 – Ernesto Cardenal
Otros podrán ganar mucho dinero
pero yo he sacrificado ese dinero
por escribirte estos cantos a ti
o a otra que cantaré en vez de ti
o a nadie.
Epigrama 3 – Ernesto Cardenal
De estos cines, Claudia, de estas fiestas,
de estas carreras de caballos,
no quedará nada para la posteridad
sino los versos de Ernesto Cardenal para Claudia (si acaso)
y el nombre de Claudia que yo puse en esos versos
y los de mis rivales, si es que yo decido rescatarlos
del olvido, y los incluyo también en mis versos
para ridiculizarlos.
Epigrama 2 – Ernesto Cardenal
Cuídate, Claudia, cuando estés conmigo,
porque el gesto más leve, cualquier palabra un suspiro
de Claudia, el menor descuido,
tal vez un día lo examinen eruditos,
y este baile de Claudia se recuerde por siglos.
Claudia ya te lo aviso.