aparece un pájaro carpintero que industrioso
perfora un hueco en la cabaña
un hombre vuela y lo amenaza
durante 8 años el hombre
construyó la casa
para su esposa y dos hijos
entonces
antes de que el pájaro carpintero perforara el hueco
otro invisible pájaro carpintero llegó
y picoteó a la esposa
de ahí la mujer
voló hacia alguna parte
y no regresó más
aparece un pájaro carpintero que industrioso
picotea la cabaña de un hombre
Archivo de la categoría: Kazuko Shiraishi
Ulises de estos tiempos – Kazuko Shiraishi
Al volverse, no encontró rostro alguno
ni siquiera uno nuevo que le perteneciese
el rostro es un país
y el suyo era invadido por la ideología roja.
Sin rostro,
sin labios que besar, su propio rostro
dejándolo atrás
se pone en marcha.
Su tierra natal yace bajo un extraño mapa.
Sólo la fi rma del vientre de su madre
es el pasaporte del país natal
busca a tientas un nombre
él dejó su país
él es Ulises
no conoce el regreso.
Ulises, incapaz del retorno
Ulises, sin fecha posible de retorno.
Llevando a su mujer, niños y fl ores,
encendiendo la antorcha de un poema
Le grita al mar abierto:
¿hay alguien?
¿algún rostro que pruebe su existencia?
Mil, millones, billones de cambiantes criaturas
aman el mar nocturno
y las estrellas caen en las olas.
Él escucha su música
en búsqueda infructuosa del país interior.
Se une a los ascetas del amor.
Aunque pueda crear miles,
cientos, miles de rostros
nunca podrá encontrar
ni siquiera palpar
el rostro del país recién nacido.
Así que hoy, otra vez
Ulises cruza el mar
y toca tierra
en un antiguo pueblo del Midwest, en América.
Penetra a un edifi cio
a las dos de la tarde,
nadie repara en él
porque no es asistente personal del Presidente,
ni gánster con revólver,
ni un músculo campeón mundial de boxeo.
Él es alto, y es bello, con una nariz recta
posee una escondida dignidad, y un fuego
pero no es propietario de otras características.
Así que, si no es violento,
ni exhibe sobre el pecho medallas honorífi cas
la gente pasará por su lado, sin verlo,
porque la Filosofía es un ente invisible.
En estos tiempos nadie le tema a los fantasmas,
y si están vivos, menos,
por lo que pasa inadvertido durante miles de años.
No muere nunca.
No le está permitido.
Él es Ulises,
un invisible mito.
Muy borracho me dice:
“¡hoy me siento tan bien!”
Porque realmente puede llegar a estar borracho,
¿es que puede embriagarse en el mar de licor
oyendo las sirenas?
¿Conocerá en verdad a la Sirena?
La voz de la Sirena cambia a Elvis.
¿Es Presley una Sirena?
¿Puede un disco de la era rock and roll
llevarlo hacia Penélope?
Me habla sobre un hombre que visitó la India
nombrado Snyder, ávido de realizarse
me habla del arte de vivir libremente
pensando que es igual a devorar el arco iris.
o a hacer el amor con el mismo arco iris.
Él espera alcanzar esas nubes lejanas
mientras que la Sirena
se duerme sin que le hagan el amor
oyendo un disco de Elvis.
Ulises
se despierta,
regresa del almuerzo
y casi a la hora de acostarse descubre
que no hay rostros que pueblen el espejo
ni el cuarto donde habita,
de pronto se da cuenta que es Ulises
a quien le es imposible regresar.
No puede regresar
carece de país a donde ir.
Desplazándose siempre.
Oigo un blues
del país solitario de ese hombre sin nombre
más allá de ese jazz de Dixieland
retrocedo en el tiempo miles de años
hasta llegar al baño primigenio
del primer nacimiento de este mundo.
El hombre de ojos encendidos – Kazuko Shiraishi
hay fuego en sus ojos
arden cuando se fijan en mí
hasta las mentes frías y los estómagos helados
se calientan
pues guarda el sol africano en sus ojos
orgullo de la familia Zulú
durante la revolución
la carne que asó en el horno
era tan sápida
en la sala sus gemelos de un año Ra y Re
se turnan los chillidos
sus ojos encendidos suavemente juegan con ellos
cantándoles mientras
la tierra crece ardiente y satisfecha
de momento en la sala
del hombre de ojos encendidos
Ser – Kazuko Shiraishi
Hubo algo parecido en una cuesta amazónica
y en las selvas indonesias
Voló ligeramente sobre sus alas
desvaneciéndose como vértigo
después del segundo viaje separados
pero existió realmente
como luz y sombra en cópula súbita
estremeciendo levemente el aire silencioso
Meditación ardiente – Kazuko Shiraishi
Soy una meditación que quema
Dentro guardo una isla acuosa
pájaros marinos y la luna llena
Alquilo un hogar a los cocodrilos del Nilo
Mi meditación no es agua azulada
sino rojo deseo
Creciendo en sus ojos
alimento los cocodrilos con un sol deleitable
y los dejo dormir
Vivo en una meditación que quema
oyendo la isla acuosa golpeada por las olas
callada silenciosamente