la muerte reduce las repeticiones a una sola vez
a noche tormentosa
se hunde en doce espejos
un prado limpia estas oraciones
los cisnes una biblioteca blanca como nieve
doce catálogos pasean
en las botellas femeninas de plata
claro de luna olas rugientes
no puedes ver
la siesta dorada de la tarde en ojos de nácar
septiembre inscrito de palabras tan profundo como
un rostro
hablas entonces debes existir
bajo los pies una habitación a prueba de sonido se
abre de par en par
doce bordes reflejan a los visitantes
un zoológico de cristal
de un lejano susurro intergaláctico
la vez necesaria
al menos en el espejo
los dioses al revés
sin tu carne y tu sangre sombrías
Poesía de todas la épocas y nacionalidades