Entro sin llamar en la casa
Del espía y del héroe mercenario
En la alcoba de la prostituta
Y del poeta homicidamente célebre.
Nunca me anuncio en la mansión
Del emperador del Reino Idiota
Ni en el Palacio de los Rencorosos.
Pero una noche de verano
Una histérica coronada de capullos
Me dio con la puerta en las narices.