A Rosa Chacel
Un rostro deseado y deseante
que la plata matiza,
nubil virginidad de edad madura
en el sabio sosiego cenital del instante,
eros puro y oculto
y más que espejo
sima absorbente que genera
dos visiones en una
-de Fromm: amar al otro es previamente amarse-
y así en él me corono
de mirtos y violetas, crisantemos
manzanas, rosas y terso laurel.