¿Qué va a quedar de mí cuando me muera
si ni esta llave ilesa de agonía,
estas pocas palabras con que el día
apagó sus cenizas y su hoguera;
qué va a quedar de mí cuando me hiera
esa daga final? Acaso mía
será la noche áspera y vacía
que nace y fluye de una oscura era.
No quedará el trabajo, ni la pena
de creer ni de amar. El tiempo abierto,
semejante a las aguas o al desierto,
ha de borrar de la confusa arena
todo lo que me salva o encadena.
Mas si alguien vive, yo estaré despierto.