Como sufre esta roca atada siempre
a su noria de espuma.
El mar, el mar
inconsolable que la está batiendo
desde que la inventó con su materia.
Cuánto acarreo de furia y para qué
tanta inmovilidad como lo opuesto de aquella
fluidez de la fijeza.
No pasarán,
dice la tierra a la avidez de las olas.