Insaciable es tu amor al filo de la aurora,
la barba amanecida en cantinas
de voz aguardentosa,
los ojos embriagados de mezcal y tequila.
A un paso del adiós decidí amarte,
salió a pastar mi cuerpo en la cima de tu hombría.
Excomulgada y sucia, dejé hacer a tus manos
navegantes sin rumbo.