Desfallecer – Miguel Ángel Velasco

SI pudiera estar triste sin usura
sólo una vez inmensa,
y en ese puro estar quedarme en vilo,
enhebrado en el filo de una lágrima
delgada, ardiente, fiel, inconmovible,
y el mundo todo al fin fuese esa lágrima,
vencería a la muerte.
Pero el dolor nos deja,
y al marcharse diríamos
que un momento tuvimos el sentido
al alcance, muy cerca. Aquella pena
nos mostraba un resquicio
por el que se filtraba como un haz
de luz sobre las cosas;
pero no lo supimos
conservar el dolor, hacerlo un nítido
instrumento afinado al que poder
arrancarle unas notas verdaderas.
Y así ocurre que entonces nos parece
que perdemos sustancia, claridad,
que misteriosamente nos desciñe
lo mejor de nosotros. Que volvemos
a movernos, a andar, a tener hambre...

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