Mi frailecico – Blas de Otero

Conmigo está mi dueño
leyendo su lectura silenciosa.
Mi dueño es muy pequeño,
mas tiene voz de rosa
cuando del alma el canto le rebosa.

Leyendo está mi amigo,
y yo con él, penando vivo y muero.
A solas, sin testigo,
así es como le quiero,
hablándome un sentido muy de vero.

Con este frailecico,
el alma se recoge y empavesa;
¡qué importa si es tan chico,
si el alma es la que besa
y amigos son sus labios de Teresa!

Con ella, y con su voce,
no quiero otro coloquio, por ventura.
En ella está mi goce;
con ella, la Hermosura
de amor que me da fiebre y calentura.

Que si ella es, castellana
de Dios, lo que del mundo yo más quiero,
él tiene una fontana
tan rica de venero,
que en ella me adolezco, peno y muero.

Por ella yo quisiera
dormirme entre los brazos del Esposo,
muriendo de manera
tan alta, y silencioso,
que abriérame este pecho que reboso.

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