MANUALES heredados de padres
y abuelos de otros.
Los míos estaban en el campo,
el esparto no llegó a absorber la tinta.
Hubiera querido que la inocencia
de nuestras cartulinas de colores
hubiera sido izada con las cañas
usadas para varear los almendros.
Pero el cerro es ya una piedra
donde sentarse a inventarnos los ayeres.
Las lindes no se aprecian desde el llano.
El sol de este domingo no refulge.
Sentados en el parque distinguimos
las urnas-dormitorio donde acecha
la verdad proclamada de la infancia.
Poesía de todas la épocas y nacionalidades