Vas juntando memoria a las palabras. Vas creando
al hombre que ya no está en ti: que vive en ti
pero con otra sombra, con otra mirada, con otra voz.
Ese hombre que recita en la sala en penumbra,
con los ojos cerrados, con los pies en aquella plaza
donde el sol del invierno defendía el rumor de los sueños.
Hoy caminas desde la memoria. Desde aquellos versos
que guardas en viejas carpetas azules, muy juntos,
reuniendo cada pedazo de ti, cada jirón de esa vida
que tan sólo existe en esas páginas, en esa memoria
que transforma la sangre en versos y las lágrimas
en horas de papel y voces en el alma.
Cada día es más larga la mirada. Cada día
más palabras se pegan a tu piel y escriben
la memoria de ese hombre que siempre va contigo.