Playa de la Caleta – José Manuel Caballero Bonald

Impávidas perduran las gaviotas
entre el prodigio tutelar
de los ficus gigantes y la vetusta orilla.

Vacila el viento por los columnarios
que la codicia de la arena arrasa,
mientras el raudo crecimiento
de la marea infunde vida
a las barcas varadas hace siglos
entre nobles sustentos culturales.

Allí estuve yo un día
de terca disyunción y de consolaciones
y allí anduve valiéndome de la felicidad
como instrumento de perpetuación
o acaso para contrarrestar alguna culpa,
en tanto que los cuerpos fulgían como el sílice
y la verdad decapitada descendía
por las ambiguas gradas de la noche.

La exclusión de la luz no me impide ver claro.

(Invierno en Cádiz)

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