Teníamos fuerte afición al vino le rendíamos culto a los racimos de uva y éramos arrogantes, crédulos pendencieros Preferíamos la muerte a perder la libertad y llevábamos la alegría del amor hasta las puertas del infierno hasta desafiar a la misma muerte desnudándonos en pleno combate o agrandándonos las heridas recibidas Y si veíamos en peligro la vida de nuestras mujeres y la nuestra nos dábamos muerte por gusto continuo Y éramos tan arrebatados en la guerra que jamás actuábamos de acuerdo a un plan No conocíamos ni la humildad ni la caridad, ni la abnegación ni la dulzura Éramos serios y semifabulosos y adorábamos a nuestras esposas que adoraban el falo y el oro.