Ven, desnúdate, muéstrame el secreto
de tu piel deliciosa, allí donde amanece
tu sexo como un sol de brasa oscura.
Enséñame el camino de tu mano,
el rastro húmedo, el agua, la sustancia.
Enséñame la vida, abre las puertas,
ilumíname; dame, explica el mundo
con un gesto. Tan simple y tan completo.
Ven, desnúdame, ciégame y acaba.
Frente a frente, cara a cara callan las palabras cuado hablan sus miradas y sus corazones latiendo al inisono, dejándose llevar por sus pasiones, aviban las llamas de su pasion, mientras la noche testigo mudo del idilio de ese amor se va difuminando al llegar un nuevo amanecer.
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