Recuerdo que bajé las escaleras
de Montmartre cogido de su mano,
que crucé por el Río de la Plata
ceñido a su cintura,
que paseé por el puente de Brooklyn
con mi brazo en su hombro,
que en esos lugares la amé
colmado, gestatorio, originante.
Que en el pajar hallé la aguja
que ahora se me clava.