Carmen de la impaciencia – Eugenio de Nora

¡Oh mediodía! Mis oscuros ojos
del valle al monte lentamente van,
buscando entre lo verde, o en lo blanco,
ay, rama o nieve en la que descansar.

Pero los caminos del aire y la tierra
los paseaba sólo la tristeza.

Yo buscaba en la vega, en la cima,
mi compañía, mi alegre libertad,
y ni ternura vegetal ni frío
me habrían podido contestar.

Todos los caminos del aire y la tierra
esperaban algo que nunca llega.

La corola tan azul del cielo,
hecha tiempo, se mustia al girar,
y el mismo sol, el mismo sol de oro
va decayendo con dulzura astral.

Mira, ¡tantos caminos de tierra y aire!,
y van sin nadie, solos de no encontrarte.

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