Recostado en mi alma, yo no sé qué es más bello
si sentir a la tierra matinal respirar,
(oh muchacha dormida bajo ramas de oro),
o mirar las estrellas que abren ojos de luz.
Yo no sé qué es más bello: si en la noche tan sola
tus cabellos se extienden y oscurecen el mar,
(oh caricia tan leve, suavidad del suspiro
que me devuelve todo, todo tu corazón),
o en el día radiante, por el aire que vuela
—¡libertad fatalmente, florecer y cantar!—
arboledas, praderas, cielo azul reflejado,
paraíso que copian esos ojos de amor.
*
¡Soledad de la noche, pura estrella entregada!
¡Alma, alma mía, forma que la luz ve brillar!
Quién te mira y no sueña... Quién dirá qué es más bello,
embriagar tacto y vida, o saber que eres tú.