De como fui cuarto creciente
y llegué aquí descalza entre laureles
de cómo fluí por demoras de cuerpos
desvariada
de como noté envuelta en los helechos de los proscritos
y de cómo la ocupación dos equinoccios.
De cómo crecí del robledal
de cómo fui capaz de tanta barcarola
y de cómo concebí la revolución en nuestros vientres.
Y es que yo soy a la vida
lo que la lava al volcán.