Cerré las puertas nada más verte,
anclé una nube al pomo
y tarareé otra canción mientras
tú sonabas.
Cerré todas
y cada una
de las puertas
solamente
para que quisieras abrir las ventanas
y entraras así en mi vida,
de la única manera que debes hacerlo:
volando.
Con la fuerza de un viento extraño
que me colocara en el sitio correcto:
a tu lado.
Estás a la altura de las estrellas,
mi amor,
y yo ya voy de camino,
entre trueno y relámpago,
con arena en los zapatos para no olvidar la tierra
y con sueños fugaces en los ojos
para no olvidarte a ti.