Sí, nuestro amor trabaja cual labriego
que arroja la semilla que no nace
y el tiempo pisa y bajo el pie se hace
podredumbre que el viento arrastra luego.
Podredumbre es mi amor. Podrido fuego.
Miro la tarde que en el aire yace
como a la muerte. Lejos se deshace
alguna sombra. Es el mayor sosiego.
Ésta es la tierra en que nacimos. Ésta
en la que viviremos. Triste espía
mi corazón a la dorada cresta
del monte aquél. ¡Ansiada lejanía!
¡Quién pudiera creerte, dulce puesta
de sol; soñarte sólo, cielo, día!
Es un poema intenso y melancólico, que muestra el desgaste del amor y la resignación ante el paso del tiempo. Con un lenguaje clásico y preciso, logra transmitir esa mezcla de tristeza y belleza que deja lo inevitable.
Es un poema intenso y melancólico, que muestra el desgaste del amor y la resignación ante el paso del tiempo. Con un lenguaje clásico y preciso, logra transmitir esa mezcla de tristeza y belleza que deja lo inevitable.
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