Somos iguales, tienes
la exacta fortaleza
que me hace en parte débil.
Sigue siendo difícil
en la casa terrena desnudarse.
¿Trascender? Eso intentan los solemnes,
como si dominasen el misterio
de habitar hasta el fondo este lugar
sin cederle terreno a las alturas.
Si te toco, artesana,
¿querrás estar aquí enteramente?
Durando en lo fugaz,
así transcurriría nuestra entrega.
Desconociendo cómo,
así nos buscaríamos.
Iguales en la duda. Enamorados
de la fragilidad de estas paredes.
Dedicado a Málaga
Huésped ligero el otoño llega
silencioso hasta Málaga. Yo rezo
por sus vendas benéficas de lluvia
fijando el dulce corazón maltrecho
del verano y su carne. Beso llamas
en las murientes hojas del recuerdo.
Adiós, fría glorieta. Sobre el banco
extiende octubre harapos verdinegros.
Caen frutos y pájaros. La niebla
cicatriza los besos.
Se acerca un niño goloso
á un panal de rica miel
y al contemplar, envidioso,
posada una abeja en él
matarla quiere furioso.
Mas de su mala intención
hubo luego de quejarse,
pues al consumar su acción
sintió en su dedo clavarse
la punta del aguijón.
Ayes de dolor exhala,
y al querellarse no advierte
que su ingratitud propala:
ella su miel le regala
y él, en pago, le dá muerte.
Piedad, señora, espero,
preso de vuestra beldad;
¡oh señora, piedad,
que sois el mi amor primero,
amor en gran cantidad!
Castigad vuestra beldad
rigurosa,
y mirad mi majestad
y mi pena dolorosa,
y que muero en tierna edad.
Mi clítoris destella
con las barbas de la noche
como un pétalo de lava,
como un ojo tremendo
al que ataca la dicha,
al que el placer ataca
y contraataca
con zumos delicados
enfebrecidas salamandras.
El útero olvida
su suave domicilio. Desata
las cuerdas del espacio.
Varón, que te recorre
mi pubis, fuego y raso.