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Soledad – Elena Martín Vivaldi

Y era un silencio duro como piedra;
un silencio de siglos.
Era un silencio adusto, impenetrable;
un silencio sin venas.
Era un dolor de amor, hecho de largas
noches sin el amado.
Hecho de fieles manos que se tienden 
estremecidas, solas.
Era una voz dormida entre las sombras,
unas lágrimas secas.
Febril temblor de labios, una loca 
esperanza desierta.

Noche inútil – Elena Martín Vivaldi

Le seul bien que me reste au monde est
d’avoir quelques fois pleuré…

MUSSET

Rompe tu indiferencia a mis suspiros,
oh luna, luna gris, austera y fría,
recuerda de mis voces los clamores,
no des, para mi mal, tu sombre esquiva.

No sentiré al mirarte, apasionada,
de los hombres el golpe de su risa,
fiel al destino cierto de mi sangre,
si luces, blanca, soñaré a tu orilla.

Abre la claridad de tu nostalgia
sobre mi alma —penetrante herida—;
revela a mi palabra, doloroso,
del Universo su secreto enigma.

Yo con mi llanto riegue tus estrellas,
con mi pasión la noche te persiga;
tiemblen mis labios, al sollozo amigos,
pálida tiembles tú de mi agonía.

Mi primera soledad – Elena Martín Vivaldi

Mi primera soledad
fuiste tú. Tú la primera
espada de mi dolor
sin nombre. Tú la primera
nostalgia. Voz que no es
sino un silencio de ausencias.
Voz en silencio. Y pregunta
por mí. Que a los aires lleva,
con ansias de viento y flor,
semilla que el fruto espera.
Mi primera soledad.
Tú; soledad por mis venas.
Te pregonaba mi ser
con raíces en la tierra,
con sed que nunca se calma,
con grito y llanto, con nueva
palabra del corazón, 
con amarilla tristeza.
Con rumor de viento gris
—íntimo paisaje y niebla—
entre la lluvia. Su mano
humedeciendo mi pena.
Árbol sin ramas, sin ti,
perdido para mi senda.
Ninguna sombra ilumina
tu camino, ni una seña
dicen las hojas, están
silenciosas, ya no estrenan,
vegetales, su color
radiante de primavera.
Soledad de ti y por ti.
Eco mudo las estrellas
de mi noche. No se escucha
su temblorosa presencia.

Mi primera soledad.
Tú, mi soledad primera.
¿Dónde buscaré tu voz
de plata, de agua y de seda?

Aquella palabra – Elena Martín Vivaldi

Encontrar la palabra extraviada,
huida entre la noche. Doblemente
de mí perdida. Lejos. Ciegamente
la busca el corazón desde su nada.

De las demás iguales desterrada,
tiene el secreto de mi voz. Y fuente
de mi sentir. La quiero como ausente,
como antigua caricia y arraigada.

Diría, yo, si viene, verdadera
mi canción, que en las manos ya me grita
realidad, luz y su emoción primera.

Aguardo —sol de niebla— y desespero,
si, olvidada de mí, falta a la cita
donde, en la sombra, su retorno espero.

DESTINO – ELENA MARTÍN VIVALDI

Entre ti, soledad, me busco y muero,
en ti, mi soledad, mi vida sigo,
vencida por tus brazos voy contigo
y allí te aguardo donde ya no quiero.

Desde siempre en mi calle yo te espero,
y amante de mis noches te persigo,
si una vez, dolida, te maldigo,
desde tu ausencia, triste, desespero.

Me diste la esperanza de tenerte
en mi dolor. Guiada por tu mano
subí escalones de la muerte.

Aquí donde tu sombra soy crecida,
el tiempo, tuyo y mío, va cercano,
dejándome la sangre ya cumplida.