Había una luna grande en medio del mundo
Era vieja de muchos años y flaca
Como si le hubieran estirado el cuero
Esta es mi muerte dijo
Si usted viera el gentío de ánimas
Que andan sueltas por la calle
Estoy aquí boca arriba
Pensando en aquel tiempo para borrar mi soledad
Me mataron los murmullos
Y se fue montado en su macho sin mirar hacia atrás
Dejándonos la imagen de la perdición
Él duerme
No lo despierten
No hagan ruido
Duró varias horas luchando con sus pensamientos
Tirándolos al agua negra del río
Y se fue desmoronando
Como un montón de piedras
Archivo de la categoría: Premio Loewe
En la playa nudista del inconsciente -Óscar Hahn
Un hombre está tendido en la playa nudista del
Inconsciente
A esa hora de la noche en que salen dos soles
La parte mujer de hombre corre graciosamente hacia el
Agua
La parte hombre camina en dirección a la orilla
En la playa nudista del inconsciente
Las dos partes se bañan tomadas de la mano
El sol negro se baña en el horizonte
El sol blanco se pone al rojo vivo
La mujer y el hombre hacen el amor hasta el vértigo
Sus cuerpos luchan en la arena fosforescente
Y el firmamento se llena de aerolitos
Que se desplazan a la velocidad de la luz
Nacimiento del fantasma -Óscar Hahn
Entré en la sala de baño
cubierto con la sábana de arriba
Dibujé tu nombre en el espejo
brumoso por el vapor de la ducha
Salí de la sala de baño
y miré nuestra cama vacía
Entonces sopló un viento terrible
y se volaron las líneas de mis manos
las manos de mi cuerpo
y mi cuerpo entero aún tibio de ti
Ahora soy la sábana ambulante
el fantasma recién nacido
que te busca de dormitorio en dormitorio
Estar sin ti -Óscar Hahn
Estar sin ti es como estar sin música
sin Mozart sin Vivaldi
y sin el clavecín bien temperado
Estar sin ti es como si de pronto
un gran silencio despojara al mundo
del canto de las olas y del trino
del ruiseñor o la alondra en Verona
Estar sin ti es como estar sin música
ni de la tierra ni de las esferas
Bárbara Azul – Óscar Hahn
Aquella dulce muerte tu hermosísimo amor
Me ha traído a la orilla de este río nevado
De pronto en pleno invierno la descongelación
Descubre rosas rojas y bárbaras azules
Los pájaros helados se entibian sorprendidos
Un trino de color rosado pinta el cielo
A las diez de la noche: y un alba deslumbrante
Se levanta a deshora limpiándose las plumas
Aquella dulce muerte tu hermosísimo amor
Me ha rozado los ojos con su estela celeste
Y ahora en vez de lágrimas una constelación
De hipocampos dorados rueda por tus mejillas.
Tú que me diste el sol no me des toda… – José Luis Rey
Tú que me diste el sol no me des toda
la oscuridad un día.
Tú que me diste
palabra de misión
dame ahora un camino entre las sombras,
porque yo te escuché y te fui fiel,
un devoto noruego en campanarios
que proclaman tu gloria. Tú que me
diste tantas visiones
dame el ojo que no se cierra nunca.
Tú que me diste música
dame el oído en que golpea el Ser.
Los patos y las arpas se rebelan,
los muy maleducados,
contra tormentas de tu mal carácter.
¡Forjador de mi fuego!
Tú que me diste paz dame batalla.
Tú que me diste todo
lo que un hijo desea y no se atreve
a pedir dame ahora
el nadar por las venas amarillas
de otro abril.
Si en abril desperté,
en otro abril despierte
y cante yo y cante
yo tu melancolía,
general arruinado con casaca
cosida por los grillos y la estrella.
Tú que me diste el dar
no me quites aún este
recibir, recibir.
Soy esa espiga de oro tan gigante
que el niño ve en la noche
al final del pasillo
y por eso recuerda el paraíso.
Dorado, tú me diste
un pasar por la gloria pronunciando
la transfiguración.
Dame el ponerme en pie cuando me duerma.
Tú que me diste el don dame la vida.
Mujer Escrita – Guillermo Carnero
Unas veces me llegas aun antes de pensarte
y ocupas el papel hasta el último verso,
colmado en la certeza como sábana
desposeída de su abismo blanco,
Luna llena rotunda en un cielo sin nubes,
ceñida en su perfil copioso y neto,
significado en luz latente en la memoria
sellada por el título indudable.
Otras me dejas versos desleídos
flotando en una inercia de duración y música,
latido oscuro en fraude de palabras,
imagen escindida en un espejo roto,
un puñado de añicos y de sílabas
borrándose en la fuga de su color menguante,
en la nube que adensa tu aroma y tu perfume
al disolver la línea y la sintaxis.
Dónde estarás ahora, bajo qué luz distinta
relucirá tu piel acariciada.
Quién te verá tenderte entornando los ojos
como cae la sombra sobre la paz de un río.
Te mirará desnuda mientras doblas
tu ropa en el asiento de una silla;
se sentirá bendito como un día de invierno
anegado en el Sol azul sobre la nieve
cuando llegues a él como desciende el águila,
y al recoger las alas para abrigar su peso
convierte la belleza del vértice y la altura
en la del cuello airoso y del plumaje inmóvil.
Cuando otras voces suenen alejándose
después de haber pasado sobre ti,
no te busques leyendo las arrugas sinónimas
del borrón de tus sábanas revueltas;
quédate en un rincón con este libro
y oirás danzar en él la luz del tiempo,
girando para ti como brillan y mueren
el olor y el resorte de una caja de música.
Epitafio – Jenaro Talens
yesca me han hecho de invisible fuego
FRANCISCO DE LA TORRE
Fui un viejo juglar, y conté historias.
Mi nombre os es indiferente.
Sólo dejo constancia de mi oficio
porque fue oficio quien dictó mis versos
no la pequeña vida que viví,
ni su dolor, ni su insignificancia:
ella murió conmigo y aquí yace,
desnuda como yo, bajo esta piedra.
Carta – Antonio Lucas
Tal vez no sé explicarlo,
y aun así podría volar
o hacer de ti el verano,
un septiembre de reírnos bajo el agua,
una música con ojos de mirarte.
Tal vez no sepas, pero sabes
que vivir es incesante
y sucede tan sin tregua
que todo lo que empuja te detiene.
Por eso andar sin rumbo da alegría.
Tal vez no sepas, pero sabes
que amar siempre es quedarse,
y un cierto vandalismo de promesas,
volver a conquistar palabras de hace tiempo
y que alguien nos absuelva,
y no temer deriva,
y ser, como la nieve, más ciencia que costumbre.
Tal vez no sepas, pero sabes
que el miedo esconde un coro
y es esta misma luz
que nace de nosotros
el fiero camuflaje de la vida.
Tal vez no sepas, pero sabes
que el hombre no nació para morir
—así empezó la historia—,
pero es rehén de escarnios,
de leyes y tormentas,
del golpe de sed que reúne,
del hacerse entender que acumula.
Su activismo es la infancia
y al crecer va cayendo.
Su defensa es flotar, que es destierro del agua.
Su tristeza es saber que vivir no es sagrado.
Y confunde la nada
con jugar a los dioses.
Y la soledad confunde con no dormir solo.
¿Por qué escribe usted? – Óscar Hahn
Porque el fantasma porque ayer porque hoy:
porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin:
porque la bomba porque el medio porque el jardín
Porque góngora porque la tierra porque el sol:
porque san juan porque la luna porque rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel:
porque la carne porque la tinta porque la piel
porque la noche porque me odio porque la luz:
porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed
porque el amor porque el grito porque no sé
Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás