escucho los ladridos, distintamente,
pero nada sé de ese perro que arde
ni del dibujo de su huella por la tierra abrasada.
Reconozco a los que lo han mirado
frente a frente. Escucho sus historias.
He pasado varias veces la mano
ante sus ojos blancos desde entonces
y he sentido una llama calentarme los dedos.
Pero yo solo escucho los ladridos.
Incluso cuando salen de mi boca.
Nada sé de poesía.
Archivo de la categoría: Vanesa Pérez-Sauquillo
Vendrá un desfiladero – Vanesa Pérez-Sauquillo
Vendrá un desfiladero.
Vendrá.
Vértigo, bruma, luz.
Y pondrá aire
donde solo había roca.
Un principio y un fin
donde solo había cuerpo
ensimismado.
REINA DE LAS NIEVES – Vanesa Pérez-Sauquillo
A solas con mis infidelidades
miro cómo mis manos
se transforman
en ese mar de hielo
inhóspito
que temo
que temo que me toque
ancho y estéril
todo el cuerpo
miro como mis ojos ya ven la realidad
a través de esa escarcha
finalmente cumplida
y toda yo soy vidrio
de promesas en grietas
contemplando mi propia
transparencia
tú que también escupes secretamente… – Vanesa Pérez-Sauquillo
tú que también escupes secretamente
en el abrigo que escogió tu corazón
y desconoces el porqué de lo elegido en sangre.
No busques el sentido de este libro.
Tú tampoco quisiste ser pastor
ni le has dado comida a lo lejano.
No me pidas un arma.
Mi dedo no señala. Tan solo
nos dibuja en la saliva.
PÚRPURA REAL – Vanesa Pérez-Sauquillo
Cuentan que eran necesarios
nueve mil caracoles marinos
para lograr un gramo de púrpura fenicia.
Nueve veces nueve mil caracolas
para lograr la música abisal
de tu mirada perdida.
Epílogo – Vanesa Pérez-Sauquillo
desde entonces, el día en que descubrí
el secreto de los vasos canopes
y fui vaso canope para ti,
y carne de gata disparada contra mujeres
con las que tú duermes y yo sueño
(amor, me confieso una rabia
de XIX dinastía. He masticado pelos
yo que fui flor de loto), dirás,
mucho ha llovido desde entonces,
pájaro de tormenta.
Y sin embargo no hay cobijo interior,
estoy mojada todavía
de aquel tiempo de furia extraordinaria,
de amor imperdonable,
bajo la lluvia equivocada.
Poesía breve – Vanesa Pérez-Sauquillo
Manadas, bancos, hordas de deseos,
colmenas y rebaños, termiteros de lágrimas
que acaban en poemarios
que duran lo que dura una estampida.
Toneles, frascos, cucharadas de sueños,
bidones, tazas, bocanadas de angustia
que acaban en poemarios
que duran lo que dura un nescafé.
NO es una llamada…- Vanesa Pérez-Sauquillo
NO es una llamada.
Solo trato
de expulsar
tu nombre de mi cuerpo.
Tu nombre que es mi cuerpo.