casi siempre mientras un hombre intenta
escribir
alguna mujer no para de entrar y salir,
quiere tal,
quiere cual.
casi siempre mientras un hombre está escribiendo
mantiene discusiones simultáneas con alguna mujer.
no es fácil discutir con una mujer y escribir
al mismo tiempo.
a veces creo que algunas mujeres tienen celos de
la máquina de escribir.
la máquina de escribir les costea comidas en restaurantes,
un coche decente, ropa, zapatos.
pero tienen celos de la máquina.
«cuando subes a escribir, me quedo aquí
sola», dicen.
cuando subo a escribir yo también estoy
solo.
hubo veces en que no había
adónde subir.
hubo veces en que solo era una habitación
con el retrete al fondo
del pasillo.
hubo veces en que no había habitación
ni máquina de escribir, solo un banco
en el parque.
«esa máquina es tu muleta», dicen
con buen juicio.
soy muy viejo para volver a la fábrica,
la fábrica no me querría
ya.
por suerte
esta máquina me ha sido tan fiel
como cualquier mujer que haya conocido.
y esta noche es una noche especial.
estoy solo de nuevo
igual que cuando empecé.
mis dedos sacuden las teclas.
la guerra nunca ha cesado.
me gusta esta lucha.
y ahora me doy cuenta de que
no hay nada tan hermoso y
tan puro y tan perfecto como una frase
bien escrita.
Archivos Mensuales: octubre 2025
Versos sobre tu piel – Viviane Nathan
Puedo remontarme al deseado placer
subiendo lentamente,
respirando quieta, inmóvil,
sin que nadie se dé cuenta
hasta la cumbre inaudita de la imaginación
—muy cerca de tenerte—.
Extender mis fronteras tibias
(los bordes de la piel,
los mil años junto a ti
y toda mi vergüenza)
romper con ruido este silencio
y soñar con tu cuerpo
—dulce imagen que cautiva—
haciendo de mis ojos —fuego—
de mi aliento —una caricia—
de mi voz una lluvia de besos,
de mi deseo un verso.
Puedo querer tocarte con los dedos
y revivir la pasión que se durmió no sé que día
bajo las sábanas blancas de mi lecho...
Porque soy una balada ronca de amor,
una boca que se mueve despacio
buscando, húmeda, un beso.
Y me encuentro loca en tu ancha cordura
sintiendo esto que siento...
Porque soy hembra como la vida misma,
fuego que arde bajo el sol de tu rostro
desde hace tiempo.
Yo puedo remontarme al deseado placer
y cabalgar toda la noche
sobre las colinas de tu cuerpo
mientras te cuento dulcemente que me gustas
y te confieso mi pasión en un verso...
Fui su amante – Charles Bukowski
ahora me toca a mí
ascender a través de la ola verde
de burbujas de sangre,
mi cuerpo,
cebo en algún inmenso anzuelo;
nombres, ciudades, sueños,
ahora me toca a mí,
los he visto irse a todos,
amigos y amantes,
he visto al pianista seguir tocando
después de que se hubiera ido el público,
ahora me toca irme a mí,
toda la magnitud reducida a un dedal,
abajo,
abajo
con ellos, con ella,
ciudades tomadas y enterradas
así,
animales como montañas
y las propias montañas,
relámpagos y plegarias y luego
el mar,
extinguidos somos
como la nada,
como la nada somos
y el pianista sigue tocando
mientras diablillos se deslizan barandilla abajo,
me hundo
ahora a través de la ola verde
donde ningún rayo alcanza,
sostenedme,
aire y agua,
sostenedme,
apagad las
voces de las caras que comen pan duro y rechinan los dientes
y no dicen más que mentiras,
fui su amante y ella era la vida
y volvió la espalda y se marchó.
Hemeroteca – Antonio Rivero Taravillo
I
Aparta ese atril, muchacha.
¿No eres muy joven para el pasado?
Tus ojos, que no son para el ayer
están hechos para que se vean
antes de que tu tiempo se encuaderne,
antes que se desencuaderne tu belleza.
II
Abuelo a quien nunca conocí,
en esta hemeroteca mexicana
hoy han voceado tu apellido
con acento chilango: nuevamente
ochenta años después de que dejaras
este país caótico y hermoso,
el aire imita al que llevara el tuyo
en la clínica aquella en que nació tu hija.
Pronunciando hoy nuestro apellido
—igualmente llamó la comadrona—,
me traen un atlas del tiempo.
Corriente submarina o viento fuerte,
las sílabas son ondas:
marea entre dos costas y dos siglos
unidos aquí ahora, en este instante.
Como un sismo concierta con su réplica,
me sigo abriendo paso en el pasado.
III
No fue falsa amenaza:
las largas columnas de blindados
dieron en guerra,
el presidente electo
fue luego asesinado,
pero siguen festejos,
celebraciones,
y aún los soldados no han muerto.
Esa obra será siempre un éxito,
la niña que en la foto sonríe
no va a ser violada, porque ahí
no conoce el horror. Esa pareja
será siempre feliz pese al divorcio
mil números después.
Como en el horóscopo,
escrita está la suerte: solamente
que en un tomo distinto de otro año.
Aquí se completa el crucigrama
de vuestras horizontales con mis vértigos,
y no pocas casillas hoy comparten
la ausencia de sentido, el negro, el hueco,
como el hoyo o la noche
cerrada en que salían los periódicos.
IV
Extraño este destino que me toca
de daros nueva vida unos segundos
mientras paso las páginas
en busca a la que sois ajenos.
Hoy
un instante se cruzan nuestros tiempos.
Os visito y vosotros visitáis
este año que es vuestro futuro.
Poneos cómodos, sentaos:
compartamos noticias, pero ved
que el mundo no es mejor en vuestra ausencia,
que el mundo no es peor en tanto hojeo
el tomo en que alentáis y pido otro.
Ahora relleno otra ficha,
y esa manifestación ya disuelta,
un fuego, un tiroteo, un terremoto,
la canción ganadora, un nuevo récord
regresan y se van como vinieron.
Y todo este volumen polvoriento
se vuelve, dilatada, vuestra esquela.
Reseña del poeta
¿Al guna vez has besado a una pantera? – Charles Bukowski
esa mujer cree que es una pantera
y a veces cuando hacemos el amor
gruñe y bufa
y el pelo le cae sobre la cara
y mira por entre las hebras
y me enseña los colmillos
pero la beso de todos modos y nos seguimos amando.
¿alguna vez has besado a una pantera?
¿alguna vez has visto a una pantera hembra gozando
con el acto del amor?
no has amado, amigo mío.
tú con tus ardillas y cobayas,
elefantes y ovejas.
tendrías que acostarte con una pantera,
ya no querrás nunca
ardillas, cobayas, elefantas, ovejas, zorras,
lobeznas,
nunca más nada que no sea una pantera
la pantera que cruza por mitad de la habitación
la pantera que cruza por mitad de tu alma,
todas las demás canciones de amor son embustes
cuando esa piel negra y tersa se mueve contra tu cuerpo
y el cielo te cae en la espalda,
la pantera es el sueño que se ha hecho realidad
y no hay vuelta atrás
ni ganas de que la haya...
la piel contra tu cuerpo,
la búsqueda ha terminado
y estás inmovilizado ante los ojos de una pantera.
República de poetas – Pablo Antonio Cuadra
Mi bandera pretende,
como el cielo,
unir el azul y el blanco.
Equivocados los próceres
quisieron juntar abajo
lo que solamente arriba
se hermana y no siempre.
Pero algo logras, paisano,
izando el cielo en tu mástil,
¡somos un millón de hombres
con la cabeza a pájaros!
Esa – Charles Bukowski
tu hijo no tiene nombre
tu pelo no tiene color
tu cara no tiene carne
tus pies no tienen dedos
tu país tiene diez banderas
tu voz no tiene lengua
tus ideas se deslizan cual serpientes
tus ojos no son iguales
comes ramos de flores
echas carne envenenada a los perros
te veo rondar los callejones con una porra
te veo con un cuchillo para cualquiera
te veo hacer pasar una cabeza de pescado por corazón
y cuando el sol caiga a plomo
vendrás de la cocina
con una copa en la mano
tarareando la canción más reciente
y sonriéndome con tu ceñido vestido rojo
extraordinaria...
Diálogo en la orilla – Carlos Álvarez
–¿De dónde vienes, hermano?
–Hermano, vengo del mar.
–Y yo vengo de la tierra;
de la tierra: de sudar.
–La tierra vengo buscando.
–Y yo voy buscando el mar
porque en tierra he sido esclavo.
–Yo he sido esclavo en el mar.
–La tierra, hermano, te guarde.
–Hermano, guárdete el mar.
otro poema de amor – Charles Bukowski
qué largas tienes las uñas, dijo,
Dios mío.
y yo dije:
no me corto nunca las uñas de los pies yo,
siempre hay alguna mujer que lo hace
por mí.
cogió el cortaúñas y empezó.
estaba en San Francisco
tumbado en el suelo.
ella era bailarina profesional,
habíamos hecho el amor, ido a Fisherman’s
Wharf, regresado y tomado una infusión
de hierbas, estábamos descansando antes
de hacer el amor
otra vez.
ella tenía un cuarto lleno de discos de música clásica
y libros,
hasta de los míos.
vaya uñas, dijo, Dios mío.
pero quédate quieto, no voy a
hacerte daño.
ya está, dijo cuando acabó de
cortármelas, ahora ya puedes buscar otra zorra
que te las corte la próxima
vez.
luego sacó un aceite y empezó a masajearme
los dedos y los pies.
vas a tener que hacerme un masaje en el cuello
a cambio, dijo.
le hice un masaje en el cuello mientras sonaba Mozart
y poco después estábamos haciendo el amor
otra vez.
ahora estoy de nuevo en Los Ángeles
sentado en la cocina
descalzo
y me vienen
a la cabeza imágenes
suyas.
Nina,
espero que la siguiente zorra que me corte las uñas de los pies
seas tú.
Nieves de Enero – Santiago de Navascués
La nieve brilla bajo el sol de invierno,
recubre las montañas, almacena
largas sombras de bosques deshojados.
Señala, como un niño, los contornos
de un mundo sin aristas, infinito.
Sobre el mantel de nieve, candelabros
que tiemblan en las copas de los árboles,
fuentes de plata en los pantanos,
vanidosos espejos en el suelo.
Cuando nieva, el mundo es un museo
de alegres bodegones plateados.
Luego, la lluvia cruza el lienzo, rompe
los cristales y borra el horizonte
con la brocha frenética del viento,
como siembra la sombra silenciosa
preguntas sin respuesta en el vacío.
Te quedas pensativo y te somete
una tristeza antigua que regresa
quebrada como un sueño interrumpido.
Las calles escampadas te recuerdan
que el cielo se derrumba, y es contigo.