De asquerosa materia fui formado;
en grillos de una culpa concebido;
condenado a morir sin ser nacido
pues estoy no nacido y ya enterrado.
De la estrechez oscura libertado
salgo informe terrón no conocido,
pues sólo de que aliento es un gemido
melancólico informe de mi estado.
Los ojos abro y miro lo primero
que es la esfera también cárcel oscura;
sé que se ha de llegar el fin postrero.
Pues, ¿a dónde me guía mi locura
si del ser al morir soy prisionero
en el vientre, en el mundo y sepultura?
Archivo de la categoría: Soneto
Pondera los tormentos que causa el amor – Diego de Torres Villarroel
¿Qué es esto, Cielo santo? ¿Qué tormento
qué horror, qué angustia? ¡O dioses inmortales
guardáis en las cavernas infernales
al sacrílego humano atrevimiento!
¡Ay! ¡Rabio de dolor! ¡Ay mi contento!
Bien te llaman principio de los males;
¿dónde estáis ojos, nidos celestiales,
dónde pájaro amor tiene su asiento?
Ciego de amor y ciego de impaciencia
¡ay de mí! sempiterno horror habita
un alma, que tu luz, mi luz, no alcanza.
¡Ay Filis! Ya no puedo. ¡Qué violencia!
Ay de aquella esperanza que marchita,
ni es desesperación, ni es esperanza.
Vida bribona – Diego de Torres Villarroel
En una cuna pobre fui metido,
entre bayetas burdas mal fajado,
donde salí robusto y bien templado,
y el rústico pellejo muy curtido.
A la naturaleza le he debido
más que el señor, el rico y potentado,
pues le hizo sin sosiego delicado,
y a mí con desahogo bien fornido.
Él se cubre de seda, que no abriga,
yo resisto con lana a la inclemencia;
él por comer se asusta y se fatiga,
yo soy feliz, si halago a mi conciencia,
pues lleno a todas horas la barriga,
fiado de que hay Dios y providencia.
Amor constante más allá de la muerte – Francisco de Quevedo
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
A Moctezuma – Pedro Casaldáliga
Dioses por dioses, sin piedad trocaban;
madres por viudas, reyes por vasallos.
La muerte cabalgaba en sus caballos.
Sus cruces y sus preces blasfemaban.
No “fue Dios quien le dio tanta victoria”.
No andaba Dios metido en sus degüellos.
Menos que maceguales todos ellos,
quemaron con sus naves su memoria.
Y basta ya de imperios y de oro.
Sea el matiz el único tesoro
y soberano el Pueblo y ley la Vida.
Libre la sangre en las banderas rojas,
verás reverdecer piedras y hojas,
Tenochtitlán verá la amanecida.
Jesús de Nazaret – Pedro Casaldáliga
¿Cómo Dejarte ser sólo Tú mismo,
sin reducirte, sin manipularte?
¿Cómo creyendo en Ti, no proclamarte
igual, mayor, mejor que el Cristianismo?
Cosechador de riesgos y de dudas,
debelador de todos los poderes,
Tu carne y Tu verdad en cruz desnudas,
contradicción y paz, ¡eres quién eres!
Jesús de Nazaret, hijo y hermano,
viviente en Dios y pan en nuestra mano,
camino y compañero de jornada,
Libertador total de nuestras vidas
que vienes, junto al mar, con la alborada,
las brasas y las llagas encendidas.
Al indio anónimo – Pedro Casaldáliga
Eras tierra, pasión, memoria, mito,
culto en la danza y fiesta en el sustento.
Pero ellos te imputaron el delito
de ser otro y ser libre como el viento.
Te hicieron colectivo anonimato
sin rostro, sin historia, sin futuro,
vitrina de museo, folclor barato,
rebelde muerto o salvaje puro.
Y, sin embargo, sigues siendo, hermano,
ojos acecho al sol del altiplano,
huesos murallas en los tercos Andes,
raíces pies en la floresta airada,
sobreviviente sangre congelada
por todo el cuerpo de la Patria Grande.
Muerte a lo lejos – Jorge Guillén
je souteno/s l’éclat de la mort toute puré
VALÉRY.
Alguna vez me angustia una certeza,
Y ante mí se estremece mi futuro.
Acechándole está de pronto un muro
Del arrabal final en que tropieza
La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza
Si la desnuda el sol? No. no hay apuro
Todavía. Lo urgente es el maduro
Fruto. La mano ya le descorteza.
...Y un día entre los días el más triste
Será. Tenderse deberá la mano
Sin afán. Y acatando el inminente
Poder diré sin lágrimas: embiste,
Justa fatalidad. El muro cano
Va a imponerme su ley, no su accidente.
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?… – Sor Juana Inés de la Cruz
En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
So-meto de repente – Rosa Díaz
Un capullo me ofreces, y al instante
lo contemplo rosado, firme y prieto,
catorce veces palpo y acometo
y él crece en vertical insinuante.
No hay regalo mejor para la amante
que celosa lo toma, con objeto
de someterlo a fondo y por completo
y hacerlo deseado y deseante.
Y, so-mételo al fin con ambas manos
con mimo de que el tallo no se encoja,
y en duro envite y perseguido antojo
en el fondo mejor de los arcanos,
el capullo más sabio se deshoja
y con gusto se queda mustio y flojo.