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Libertad – Lamiae El Amrani

Adaptaré el tiempo a mi reloj
los límites de mi mirada
al infinito de mi alma
y nadaré entre venas del desierto
que una vez fue mar
para alcanzar la luz de la esperanza
que mantengo encerrada en mi mente.
Frotaré lámparas de Aladino
por si me conceden derrumbar tus fronteras.
Miraré al horizonte allá donde
todo es posible,
para ver si puedo alcanzarte,
con el filo de mis palabras.
Tenderé mi mano por si quieres atraparme,
y correré en la noche para ver si
entre sus lámparas encendidas
logro descifrar donde te cobijas.
Escaparé hasta del color que tiñe mi piel,
de la pupila de mis ojos,
del rizo de mi pelo,
hasta de los dientes de marfil marchito
para morirme en ti,
limpio, puro y humano
incoloro pero libre. 

Un viento de amor y mareas – Nisrin Ibn Larbi

Hay ranas en la calle de las tinieblas,
el ruido es estridente y vergonzoso.
Hay ranas con besos ya en el olvido,
las palabras se las lleva el silencio.
El viento se hace eco de nuevos aires,
Ya sin ranas. Ya sin besos. Ya sin palabras.

Que la masa boscosa no me impida ver los árboles de tus venas.
Que la masa boscosa no me cese los latidos de aire cálido.
Que la masa boscosa sea rumor, sea polvo, sea nada.

Rey sol, ilumina mis pensamientos,
agrada mis placeres en tu erupción,
aleja el frío abrasador en tu olvido.
Rey sol, no oscurezcas mi destino.
Atrapa mis ideas y aleja los fantasmas vacíos.

Dolor de hojas secas, pálpito en mi músculo olvidado,
pensamiento: razón oscura
dolor: alivio pasajero
amor: palabra antigua.
Dolor de hojas secas es lo que siento por el olvido.

La verdad de los cielos esconde el secreto de tu boca.
La verdad de los mares calla la tempestad de tu silencio.
La verdad de los amantes silencia el deseo carnal de Venus.
La verdad de las miradas ciegas esconde el tesoro que tanto callas.

Compañero de viaje, dueño del camino del vivir.
Compañero del recuerdo, sueño de amapolas y girasoles.
Compañero de viaje. Siempre tú, siempre yo.
Siempre nuestros. Compañero de viaje.

Y tú me dices un “te quiero”.
Más allá de la profundidad del cristal.
Más allá del bien y de las tormentas.
Más allá del hilo infinito de tu voz.
Y yo te digo un instante eterno.
Más acá de mis venas.
Más acá de mi razón.
Y más acá del tú y del yo.

Báilame el agua y siente mis besos en tu piel.
Recuerda mis caricias. No las olvides.
Protégelas en tu piel.
Báilame el agua y siente mis suspiros en tu boca.
Recuerda mis labios. No los olvides.
Bésalos hasta dejarme sin aliento.
Báilame el agua y déjame morir en tus abrazos.

El beso en el cuello,
el roce suave de los labios en el frágil cuello,
me hizo cisne con plumas de cristal:
Ave fénix renacido del Amor.
Invento de cuento de hadas.
Tul vaporoso y de aires azules.
Invento de sueño dorado.
Brillo de luz aguamarina y lecho apasionado.

Más allá de la profundidad del cristal.
Más allá del eco débil de las venas.
Más allá del océano de las pupilas.
Más allá de la mirada: Un amor más allá de ti:
Un silencio roto.

Más allá de ti. La vida y la muerte.
Gotas de agua helada recorren mis venas,
son escarcha de los recuerdos,
duermen en la letanía de mis sueños,
son la bruma blanca,
son respiro en la inmensidad de mi frio.
La vida y la muerte. Son tú y yo, tal vez.

Un amor arrogante y poderoso. Sin el adiós.
Un amor de viento y mareas. Sin el aliento.
Un amor con márgenes. Sin escrituras.
Un amor de preámbulos vacíos. Y finales sin saber qué decir.

Te descubro en mí. Te vivo, te siento.
Aunque haya un mar más o menos estrecho.
Aunque pasen los años. Ni tú pierdes la belleza,
Ni yo la esperanza de recuperarte.

Tú, mi ciudad, íntima y hermosa.
Contigo vuelvo a nacer, al abrigo de murallas y nevadas.
Tú, mi ciudad, fría y distante.
Contigo vuelvo a nacer, al son de Amor y Sabiduría.
Tú, mi ciudad, Tú, mi dolor y llanto
Tú, lejos en el ahora. Tú, cerca en el ayer.

Hemos vivido ya todos los sueños,
“Si una vida, como todo, es cuestión de historias
Acercarme a tus calles fue crear un destino”.
Échame de menos.
Mándame luz y amor cada vez que pienses en mí,
cada vez que anochece en tu interior.
Échame de menos y de más.
Y déjalo así. No será para siempre, Nada lo es.

El último vagón vacío de sombras
surca imparable mi mar ferroso.
Se lleva mis anhelos y mis nostalgias.
Se lleva el tú y el yo y mi ciudad sin tregua.
El último vagón vacío de ausencias
se detiene en mi historia desangelada.
Se lleva mis miradas hacia otra parte.
Se lleva mi último adiós y me quedo sin nada.

Me rebelo con la palabra.
Sueño el mañana con las venas.
Y, mientras, camino largo y tendido.
Siempre en tapiz rojo.
Y, mientras, tiembla mi destino.
Con recortes de mi palabra.
Siempre en tapiz rojo.

Me planto en el mes de las heladas.
Caballo blanco y bosque verde.
Me planto en los ojos de mi destino.
Pluma blanca y tierra mojada.
Me planto en los escritos.
Página en blanco y punto y final.

Sin estar y estando dentro – Samira Brigüech

No camines a mi lado,
el fuego, su lengua me acaricia,
flota ensimismado
observando el resto de su cuerpo,
casi no queda. No se apaga,
no se seca: pero no camines a mi lado.

No soportan mis letras,
la falsa broma de tu verdad,
no conoce el barro
más que las manos del artesano,
no conoce la piel
más que el cristal fundido, no hay hielo,
no conocía esa música
la piedad y la ironía de tus pasos.

¡No truques las palabras!

No ves que están heridas, enfermas,
casi muertas de tristeza,
ladrón de anhelos,
guitarra de caña,
violines jamás sonarán
tu soledad no las acuna.
La flauta y la lira,
no subrayará jamás
aquel papel pautado.
La trompeta hará caer tu reino.
Hojas secas seniles,
ni siquiera te miran,
han bajado tu nombre
has oxidado ese organillo,
mi corazón se paró,
las letras se agolparon a socorrerlas,
y allí vieron tus ojos,
su sentencia fue firme:
Camina en verdad… ¡o no camines a mi lado!...
sin estar y estando dentro de ti.

Lágrimas disecadas – Lamiae El Amrani

Del estanque de tu palma
recojo algunas caricias.
Con el tallo de tus dedos
escondes en mi pecho
cosechas de llamas
que alumbran con sus cenizas
cada rincón ermitaño
que escondía celosamente entre los rayos del alba.

En tus ojos
la lluvia me envuelve
y caigo como pluma blanca
en tu recuerdo.
Y cabalgo
apagando en tus pupilas
viejas estrellas de lejanos cielos.
En tu boca todavía arden
mariposas rojas
y grito ardientemente
para espantarlas.

Me escondo bajo el errante otoño
que deseca con su muerte
mis lágrimas verdes
que alimentaban nuestros sueños.

Simurg – Aziz Amahjour

Cientos de aves emprendieron el vuelo.
Emigraron con la esperanza de alcanzar a Simurg:
la pluralidad, la unidad, la perfección.
Pero en el camino muchos se cansaron
y sin fuerzas
se empezaron a desprender de la bandada
hasta que al final sólo se quedaron treinta
momento cuando se dieron cuenta
de que Simurg
no era sino ellos ..
¡Ellos mismos!
Y que por mucho que se hayan desprendido
muchos ..
en realidad no hay pluralidad,
no hay otro
sol
debajo
del cielo
del Pájaro-Rey

Seguiré en pie – Samira Brigüech

El canto de tu voz,
tu llanto ciego,
el amor de mis luces
y tu gloria agrietada
han traído en las palmas
de tu inmenso destino…
su nombre.

¿Qué me has hecho Melilla?
El timón que gobierna
mi fe y mi Dios
me hace creer en los designios de mis lágrimas.
Evoco el infiel recuerdo
el contrato que firmé en mi cuna
y esas letras de oro que adornan tu nombre
y que debo venerar y que adoro,
pero debo confesarte, mi adorada melilla,
que la paz de mi alma
en tu seno no guarda mis desidias.

Un desierto inmenso,
abarrotado de calles grises,
aguardan en todos los rincones de mi senda,
queriendo inundarme en sus aguas muertas,
que no puedo vivir ni revivir. Porque aún no han nacido.

No tengo oídos a tu voz,
no tengo belleza alguna de tus rasgos,
no tengo odio alguno al barro que pisas,
cuando caminas alrededor de sus besos,
no amo y amo, aún sin saber…

¡Y tu voz de niño,
acaricia mis oídos, en mi sueño
y pasa y llega más allá de las fronteras
y atraviesa los océanos y las tierras extranjeras
y llega a la nada y muere de soledad!

Mi adorada Melilla, tus hermosas murallas
que me tienden la melancolía de todas las lenguas
que cobijas, me baña con este Mediterráneo eterno,
así como las piedras de tu cuerpo, y hace temblar sin querer
mis labios y mi virgen calor,
y me hace gritar ensordeciendo al mundo con mi orgullo.
¡Espero el deseo de tus pupilas que no me miran!
Y le gritó aún más,
arrodillada ante esta laguna
de lágrimas ardientes,
¡Melilla, aún te espero… ver
y encontrar más allá de la misma… y de mis logros!