La tormenta africana azota
se derrite de soles dorados
hambrientos de todo norte
ajenos a las cruentas
llamadas. Ajenos
a las verdes colinas
asomaban sus esperanzas
a la ribera del sueño.
La tormenta africana azota
se derrite de soles dorados
hambrientos de todo norte
ajenos a las cruentas
llamadas. Ajenos
a las verdes colinas
asomaban sus esperanzas
a la ribera del sueño.