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DESTINO – ELENA MARTÍN VIVALDI

Entre ti, soledad, me busco y muero,
en ti, mi soledad, mi vida sigo,
vencida por tus brazos voy contigo
y allí te aguardo donde ya no quiero.

Desde siempre en mi calle yo te espero,
y amante de mis noches te persigo,
si una vez, dolida, te maldigo,
desde tu ausencia, triste, desespero.

Me diste la esperanza de tenerte
en mi dolor. Guiada por tu mano
subí escalones de la muerte.

Aquí donde tu sombra soy crecida,
el tiempo, tuyo y mío, va cercano,
dejándome la sangre ya cumplida.

Nadie jamás habitó esta casa… – Carmen Camacho

Nunca, nada, nadie. Tres palabras terribles, sobre todo la última.
Antonio Machado

NADIE jamás habitó esta casa
realmente
desde la fundación de Sevilla
desde el reparto movedizo
de los huertos y las cavas
y las expulsiones sucesivas
por las cosas de la fe
o del boom inmobiliario
desde mi vida sobre plano

Nunca nada nadie

Toda esta recalificación de la duda
la construcción del dique
con pan duro mi esforzado intento
de hacer del hueco una ventana
fue en vano
Soy
la abajo firmante
en la escritura sagrada
de un dolor no edificable
mi casa sin casa
la nada piloto solo solar

Borrado – Ada Salas

En sentido
inverso. Escribir
al revés. Para que algo
cambie. La cebolla
primero. Coger
esa cebolla. Una incisión
y luego
poco a poco
desechar lo que cubre.
La humedad.
El olor
El sabor.
Desnudarla y dejar
que se pudra. Y luego
no leer. No releer. No volver
al principio. Que el poema
se vaya que
desaparezca
arrastrando los restos haciendo una espiral hacia lo
inexistente.

COÑO AZUL – ISLA CORREYERO

Mi coño es negro como carbón evaporado. Pero se vuelve azul
a la luz de la tele y de la luna.

La característica más peculiar que explica su color y forma
es
que tiene una circulación lenta y estremecida que va nave-
gando hacia la tinta de las venas y se abre al desamparo de mi
dormitorio como si
comprendiese que un dedo impenetrable, masculino,
no pasará por él, ni por las sábanas.

Sería una esperanza considerar
que sobre mi coño solitario aún pueden caber volúmenes remo-
tos
o
un pañuelo azul que penetrase las dos mitades húmedas y abiertas
y así pasar, esta tela zul, ensangrentada, quedándose,
rompiéndome,
porque mi coño ya es invencible,
mi enemigo.

Aislado del amor
cualquier coño es violento.

Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve… – Blanca Andreu

Cómo me parecerá extraño el aire que me envuelve,
cómo será así extraño,
cuando tú ya no estés,
la catedral del día,
el claustro que condensa la gran edad de la luz
y el carácter de las tormentas.

Amor mío, amor mío, tú sin día para ti,
enjambrado entre espejos y entre las cosas malas,
muerta la plata trascendental
y las ya antiguas anémonas de égloga,
muerta esta versión, que ahora oscuro, y declino, para leerla, más joven.

Amor mío de nunca, afiebrado y pacífico,
versos para el pequeño pulpo de la muerte,
versos para la muerte rara que hace la travesía de los teléfonos,
para mi mente debelada versos, para el circuito del violín,
para el circuito de la garza,
para el confín del sur, del sueño,
versos que no me asilen ni sean causa de vida,
que no me den la dulce serpiente umbilical
ni la sala glucosa del útero.