Ajena tras la puerta de la alcoba
va desabotonando su vestido.
Debajo, casta seda: combinación, encajes.
Y más debajo, seda también, recuperada,
nácar y leche,
blanquísima la carne
de mi madre desnuda,
un pecho que convoca mi recuerdo
y me hace salivar,
hambrienta todavía.