SÍ, yo me muevo, vivo, me equivoco;
Agua que corre y se entremezcla, siento
El vértigo feroz del movimiento:
Huelo las selvas, tierra nueva toco.
Sí, yo me muevo, voy buscando acaso
Soles, auroras, tempestad y olvido.
¿Qué haces allí misérrimo y pulido?
Eres la piedra a cuyo lado paso.
Archivos Mensuales: septiembre 2023
Los puros – Eduardo Lizalde
La más grande pureza es abyección.
No hay duda.
Pero, consuelo, oh puros:
Tampoco los abyectos y los viles
lo son del todo.
A veces huelen rosas
y acarician corderos con sinceridad
o besan niños
y dan su vida por la Revolución.
Amanuense – Carlos Germán Belli
Ya descuajaringándome, ya hipando
hasta las cachas de cansado ya,
inmensos montes todo el día alzando
de acá para acullá de bofes voy,
fuera cíen mil palmos con mi lengua,
cayéndome a pedazos tal mis padres,
aunque en verdad yo por mi seso raso,
y aun por lonjas y levas y mandones,
que a la zaga me van dejando estable,
ya a más hasta el gollete no poder,
al pie de mis hijuelas avergonzado,
cual un pobre amanuense del Perú.
Canto Villano – Blanca Varela
y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
esta hambre propia
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro, bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos
Yo no lo sé de cierto… – Jaime Sabines
Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
algún día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)
Memoria de Garcilaso el Inca – Javier Sologuren
En todo amor se escucha siempre
la soledosa vena de agua
donde se copia ausente
un rostro vivo que fue nuestro.
El agua surge, el agua nombra,
con suaves labios transparentes,
la vieja cuna sola
y unas palabras en rescoldo.
El amor es así. Nos siembra
sol en el alma, y con el agua
cánticos de la tierra
nos traen anhelos memoriosos.
Paloma triste de mi madre
abre en mi pecho la nostalgia;
Córdoba es adusta, y cae
en mí un ocaso susurrante.
Mi padre cabalgando. en marcha,
en hierro gris. en enemiga;
el Cuzco, noble patria.
piedra viril ante el destino.
Oh corazón, sé pozo quieto
pero vivo de amor por ellos;
guarda sus sombras, guarda
sus muy humanos resplandores.
Por sobre ti pongo el oído
y siento el rumor del sol, la luz
del agua, el surco tibio,
la mano buena del labriego.
El amor es así. La sangre,
el país que me habla por dentro,
me hacen saber, y sabe
ser corriente agua el recuerdo.
El lugar vacío – Cintio Vitier
El invitado
que, un poco distraídamente,
poniéndose los guantes con elegancia
madura, casi eterna en su despreocupación,
saludaba a las señoras vaporosas,
ya no volvería más; ni ellas tampoco.
Sólo las olas vuelven; sólo,
quizás, las nubes, los pájaros, las primaveras,
en su tuétano huraño, son equivalentes.
No los amantes; no la violencia;
ni siquiera el tedio.
Así a veces uno entra en un lugar vacío,
por error. Mira las cosas que están de espaldas,
que apenas se mueven para atisbarnos
y siguen, en la penumbra, despeñadas,
muertas de sueño. Es que hemos entrado en el salón
donde antaño, noche tras noche, celebraban
las espléndidas fiestas.
No tenemos nada
que hacer allí. Con una vaga disculpa,
con una torpe reverencia interrumpida
por el súbito fastidio de lo inútil,
nos despedimos apresuradamente, para entrar
en el otro cálido salón que todavía
está encendido.
Y allí acaso un comensal,
apoyado en su sonrisa casi eterna, seguro
de ver mañana a los mismos amigos,
se dispone, indolente, a salir
por la puerta que ya toca el temible rostro de las albas.
evohé (selección) – Cristina Peri Rossi
Una mujer me baila en los oídos
palabras de la infancia
yo la escucho
mansamente la miro
la estoy mirando ceremoniosamente
y si ella dice humo
si dice pez que cogimos con la mano,
si ella dice mi padre y mi madre y mis hermanos
siento resbalar desde lo antiguo
una cosa indefinible
melaza de palabras
puesto que ella, hablando,
me ha conquistado
y me tiene así,
prendido de sus letras
de sus sílabas y consonantes
como si la hubiera penetrado,
me tiene así prendido
murmurándome cosas antiguas
cosas que he olvidado
cosas que no existieron nunca
pero ahora, al pronunciarlas,
son un hecho,
y hablándome me lleva hasta la cama
adonde yo no quisiera ir
por la dulzura de la palabra ven.
_______________________
La mojo con un verso,
y ella, húmeda de mí,
rencorosa, me da la espalda.
Le digo que prefiero las palabras,
entonces se burla de ellas con gestos obscenos.
La persigo por el cuarto
y así, desnuda y herida,
con el cuerpo lleno de señales
le tomo una fotografía.
Un día seré un escultor famoso,
y ella posará para mí,
muerta de palabras,
llena de letras como despojos.
__________________
Por la calle, venían tantas mujeres
que no puedo pronunciarlas a todas,
en cambio, las amé una por una.
___________________
Las mujeres vienen de lejos,
a consolar a los poetas
de la decepción de las palabras.
___________________
Las palabras vienen desde lejos,
a consolarnos de la decepción de las mujeres.
_________________________
Los poetas aman las palabras
y las mujeres aman a los poetas
con lo cual queda demostrado
que las mujeres se aman a sí mismas.
____________________________
La palabra está sola.
El poeta ausente.
La mujer en tinieblas.
__________________________
Las mujeres, son palabras de una lengua antigua
y olvidada.
Las palabras, son mujeres disolutas.
_____________________
Era ciego, y como la única realidad es el lenguaje,
no veía una mujer por ningún lado.
_____________________________
Los ciegos no pueden amar a las mujeres
porque no ven las palabras, bajo las que ellas andan
disfrazadas.
_________________________________
y húmeda de la lluvia de palabras,
en tu vientre crecen los sonidos
con que empezar
modestamente
a nombrar las cosas.
__________________
Cuando te nombro,
y quedas anegada,
como después de la lluvia.
__________________________
Silencio.
Cuando ella abre sus piernas
que todo el mundo se calle.
Que nadie murmure
ni me venga
con cuentos ni poesías
ni historias de catástrofes
ni cataclismos
que no hay enjambre mejor
que sus cabellos
ni abertura mayor que la de sus piernas
ni bóveda que yo avizore con más respeto
ni selva tan fragante como su pubis
ni torres y catedrales más seguras.
Silencio.
Orad: ella ha abierto sus piernas.
Todo el mundo arrodillado.
Te he seguido… – Emilio Adolfo Westphalen
Te he seguido como nos persiguen los días
Con la seguridad de irlos dejando en el camino
De algún día repartir sus ramas
Por una mañana soleada de poros abiertos
Columpiándose de cuerpo a cuerpo
Te he seguido como a veces perdemos los pies
Para que una nueva aurora encienda nuestros labios
y ya nada pueda negarse
y ya todo sea un mundo pequeño rodando las escalinatas
y ya todo sea una flor doblándose sobre la sangre
y los remos hundiéndose más en las auras
Para detener el día y no dejarle pasar
Te he seguido como se olvidan los años
Cuando la orilla cambia de parecer a cada golpe de viento
y el mar sube más alto que el horizonte
Para no dejarme pasar
Te he seguido escondiéndome tras los bosques y las ciudades
Llevando el corazón secreto y el talismán seguro
Marchando sobre cada noche con renacidas ramas
Ofreciéndome a cada ráfaga como la flor se tiende en la onda
O las cabelleras ablandan sus mareas
Perdiendo mis pestañas en el sigilo de las alboradas
Al levantarse los vientos y doblegar los árboles y las torres
Cayéndome de rumor en rumor
Como el día soporta nuestros pasos
Para después levantarme con el báculo del pastor
y seguir las ríadas que separan siempre
La vid que ya va a caer sobre nuestros hombros
y la llevan cual un junco arrastrado por la corriente
Te he seguido por una sucesión de ocasos
Puestos en el muestrario de las tiendas
Te he seguido ablandándome de muerte
Para que no oyeras mis pasos
Te he seguido borrándome la mirada
y callándome como el río al acercarse al abrazo
O la luna poniendo sus pies donde no hay respuesta
y me he callado como si las palabras no me fueran a llenar la vida
y ya no me quedara más que ofrecerte
Me he callado porque el silencio pone más cerca los labios
Porque sólo el silencio sabe detener a la muerte en los umbrales
Porque sólo el silencio sabe darse a la muerte sin reservas
y así te sigo porque sé que más allá no has de pasar
y en la esfera enrarecida caen los cuerpos por igual
Porque en mí la misma fe has de encontrar
Que hace a la noche seguir sin descanso al día
Ya que alguna vez le ha de coger y no le dejará de los dientes
Ya que alguna vez le ha de estrechar
Como la muerte estrecha a la vida
Te sigo como los fantasmas dejan de serlo
Con el descanso de verte torre de arena
Sensible al menor soplo u oscilación de los planetas
Pero siempre de pie y nunca más lejos
Que al otro lado de la mano
Viaje de vuelta – Ida Vitale
REGRESAR es
volver a ocuparse
de devolver a la tierra
el polvo de los últimos meses,
recibir del mundo
el correo dormido,
intentar saber
cuánto dura
una memoria de paloma.
También
reconocerse
como una abeja más,
que es para la colmena, apenas,
una unidad que zumba.
Eso, sólo una abeja más,
muy prescindible.