¡Y pensar, conmovido corazón,
que algún día nefando, los gusanos
han de roerte tus orgullos vanos
y emponzoñar tu fuente de emoción…!
Saber la vida tránsfuga, y saber
el fracaso de todo en un minuto:
toda tu heroica fiebre de absoluto
(náufraga en unos labios de mujer)
y todo tu dolor, y tu sensual
podredumbre obcecada, y tu efusiva
devoción a la Amada primitiva
de alma jocunda y clara de cristal.
Aún no habrás logrado modelar
tu poema mejor, cuando la pálida
Intrusa llegue, y tu Poesía, inválida,
interrumpa su lírico volar
Saber que un día, trémulo rubí,
leal y atormentado, solamente
polvo inmóvil será tu carne ardiente,
sin nada de lo noble que hay en ti.
Cuánto mejor sería, corazón,
que te agotaras, trágico y canoro,
en este amor vernal de fuego y oro,
en una fervorosa combustión.