Me pareció como si se abrieran voces,
como si labios buscasen aguas,
como si se alzaran manos a los cielos.
¡Qué cielos! Más blancos que los muertos
que siempre me despiertan despacio;
llevan los pies descalzos, no llegan muy lejos.
¿Bebían las gacelas en las fuentes,
el viento revolvía los enebros,
y alzaban las ramas las estrellas?