Tijera, hoy te has cernido
sobre mi pecho, como sobrevuelas
el temple del yacente
en la vasija ática.
Frotabas liminar la alpaca fría,
el tiempo entre sus élitros.
Beata, repasabas tu rosario
sobre la epifanía del color:
tinturas no sabidas
hasta hoy, luz tensada en alumbrar
el alba del pigmento;
plata verde de ola
rompiendo contra el párpado
sellado para ver.
¿A dónde va el color, la putrición
radiante de la luz?
Cigarra, ¿dime: tu ojo de facetas
descompone, preciso, el ajedrez
del calor, mi cedazo
de manchas? ¿Lo decanta?
¿En qué caparazón? ¿En qué aparejo?
¿A dónde va el color cuando lo llora,
velado, el ojo, en lágrima hacia dentro?