A veces quisiera que el mar se ahogara dentro de mí
porque cansada tengo la entraña de inllorar
y las aguas se agolpan en las noches de domingo
sin atisbar siquiera ante las luces de la ciudad
si hay o no un sentido en las palabras
que se me enarbolan en cielo sin nubes
De querer tanto luego no sé cuál querer quisiera
si el que siempre fuera sábado
o mirar desde la ventana el pasar de la gente
y trato de que los pies no se me hagan jirones
y que cada movimiento atestigüe mi adentro
pero sé que no hay certeza en mi cuerpo
Míos han sido los días de antes
los recuerdos de una fuerza ingenua
que creyó beberse la inmensidad
cuando la desnudez fue otra
¿cómo saber la fragilidad
habitándome desde tan profundo?
y ahora pareciera que sólo mío puedo llamar
el cristal que se ha ido rompiendo
para ser lo que ha sido
sal
y con un poco de suerte algo de espuma
Mío entonces el mar
Mía la tarde sin lluvia
y el bosque y los jardines
y el sol rozando los techos
Mía la palabra
aunque sea un momento
y este domingo
donde las manos
se me llenan de arena.