Las cosas insustituibles
son las que nunca tuve,
cuyos bordes no acaricié distraída
por soberbia de costumbre,
como ese collar de plata que jamás fue mío.
De noche a veces me despierta
el murmullo abrumador de las ausentes,
su no estar meticuloso que evoca
en negativo
a quien pude haber sido con su aliento,
a la que sería con su rutina.